Columbia Británica es, junto a las provincias de Quebec y Ontario, uno de los lugares en los que más llegan estos trabajadores agrícolas procedentes de México, Honduras y Filipinas, entre otros.
Gil Aguilar, del Centro de Apoyo de Trabajadores Agrícolas de Surrey, Columbia Británica, habló con Martín Movilla sobre la situación de esos trabajadores en este año.

El tema de los trabajadores agrícolas temporales comporta varias aristas o ejes de discusión. De un lado nadie duda de la importancia económica que representan esos trabajos en las economías de los países de procedencia de los trabajadores.
Lo Bueno

Los envíos de dinero a las casas pagan impuestos en el país de recepción, ayudan a las familias de los trabajadores y les dan un nivel de ingresos y de vida comparable, en muchas ocasiones, al de profesionales universitarios y técnicos de esas naciones.
En ese sentido, un trabajador que –ganando 11 dólares la hora- trabaja 8 horas diarias podría ganarse, únicamente trabajando 5 días a la semana, 1 760 dólares mensuales que equivalen a 21 818 pesos mexicanos, más de 3 millones 250 mil pesos colombianos, 13 436 quetzales guatemaltecos, más de 880 mil pesos chilenos.
En ese sentido, y teniendo en cuenta que los trabajadores agrícolas trabajan más, ese salario sería comparable, en términos generales, al que obtendría en Colombia un profesional con maestría (un poco más de 3 millones de pesos según cifras del ministerio de Educación).
En México el sueldo sería superior al de un ingeniero biomédico, una enfermera (o), algunos médicos generales de urgencias, un auditor contable y varios profesionales especializados.
Las críticas

De otro lado, aquí en Canadá, hay grupos sociales, sindicatos y defensores de Derechos Humanos que aseguran que los trabajadores agrícolas temporales deberían ser mejor pagados y denuncian una serie de abusos en su contra.
Además, como consecuencia de los cambios legislativos impulsados a nivel nacional, ellos pagan cotizaciones, seguros y servicios, que pagan la mayoría de los empleados, pero que ellos no tienen derecho a utilizarlos.
Entre las denuncias se asegura que sufren abusos por parte de algunos empleadores y que las representaciones diplomáticas de los países de origen de los trabajadores hacen poco por defenderlos y los dejan a merced de quienes pagan por traerlos.
Otra cosa que se critica es que en algunas granjas y sitios de trabajo, dicen algunas fuentes sindicales, se presiona a los trabajadores para que no se sindicalicen.
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