La tripulación del rompehielos Arctic Sunrise de Greenpeace permanece retenida por los guardacostas rusos en el Ártico en espera de posibles acusaciones de piratería por protestar contra la explotación petrolera en esas aguas.
El barco de Greenpeace ingresó al Mar de Kara, en el Ártico ruso, para llevar a cabo acciones de protesta contra las prospecciones de gas y petróleo realizadas por la petrolera rusa Rosneft y la estadounidense ExxonMobil en alta mar en el Océano Ártico, zona ecológicamente frágil.
Las últimas informaciones indican que el barco de Greenpeace, abordado por las autoridades rusas la semana pasada tras una protesta pacífica contra la extracción de petróleo del Ártico, se acerca al puerto de Murmansk, en Rusia, remolcado por un barco ruso y vigilado el Ladoga, un navío de la Guardia costera rusa.
Los 30 activistas a bordo del Arctic Sunrise, que no tienen asistencia legal o consular desde el pasado jueves, desconocen sus posibles cargos.
El coordinador de la Campaña del Ártico, Christy Ferguson, informó que entre los detenidos figuran dos canadienses, Paul Ruzycki de Port Colborne, Ontario, y un marinero originario de Montreal, cuyo nombre no fue revelado.
Ellos fueron arrestados cuando los oficiales de guardacostas rusos abordaron el buque, que según Greenpeace se encontraba en aguas internacionales.
En Montreal el consejero en comunicaciones de Greenpeace, Diego Creimer, explica que hay una relación directa entre la explotación del petróleo y el recalentamiento del planeta, y que el gobierno canadiense tiene una serie de obligaciones en defensa de los canadienses detenidos en Murmansk.
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