El penitenciario Kingston, en la provincia de Ontario, cerró sus puertas después de 178 años de existencia y habiendo acogido a los criminales más notorios de Canadá.
El penitenciario, un centro de máxima seguridad con capacidad para 421 reclusos, fue clausurado después de que el gobierno anunció un recorte presupuestario de 295 millones de dólares.
EscucheDesde 1835, la Penitenciaría de Kingston ha albergado a los criminales más repudiados por la sociedad a lo largo de la historia canadiense.
Vern Thibedeau conoce de primera mano las historias que ocurrieron dentro de esas paredes. Él pasó 26 años como guardia de la prisión.
De pie frente a la cárcel, siente todavía espasmos en el estómago.
«Me pregunto ¿qué sería si estas paredes pudieran hablar?. Inmediatamente después pensé… a lo mejor es una buena cosa que no puedan hacerlo. Habría un montón de historias que nadie querría escuchar».

Thibedeau recuerda los disturbios… el tiempo en que fue golpeado y dejado inconsciente… e incluso , cuando fueron tomados como rehenes .
Y recuerda al asesino serial de niños Clifford Olson quejándose siempre sobre sus condiciones de vida.
«Había veces que no podía más, realmente «
Peter Hennessy escribió un libro sobre la cárcel de Kingston.

Su tatarabuelo fue uno de los primeros presos en 1841.
En ese entonces a los presos no se les permitía hablar.
Había palizas regularmente y hasta los niños pequeños eran puestos tras las rejas.
«Ni siquiera se pensaba en la rehabilitación en aquellos días. «
Luego vinieron las huidas espectaculares…
El caso más reciente fue el de Tyrone Conn que pasó por encima de la valla perimetral de 10 metros utilizando una escalera artesanal.
Pero fue el motín de los presos durante cuatro días en 1971 dice Hennessy que hizo tomar conciencia a los canadienses de las malas condiciones de vida en esa cárcel.

«Tendrían que haberla cerrado hace 30 o 40 años. «
El gobierno federal anunció el año pasado que iba a cerrar la cárcel de Kingston debido a que la instalación había envejecida y costaba demasiado caro mantenerla.
Pero estas puertas no se quedarán clausuradas inmediatamente.
En las próximas semanas de octubre, la antigua prisión se convertirá en una atracción turística que permitirá a los respetuosos de la ley acceder por una rara vez al interior de sus muros.
Y si usted espera hacer un recorrido, mejor olvídese. Las entradas se agotaron en cuestión de minutos.
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