La candidata presidencial chilena, Michelle Bachelet, la favorita en los próximos comicios, prometió este lunes que llevará a cabo una reforma impositiva en los primeros 100 días de asumir el cargo, con el objetivo de aumentar impuestos a las empresas y con ello financiar una reforma educativa en el país.
Candidata de centroizquierda, Michelle Bachelet fue la primera presidenta de Chile de 2006 a 2010. Actualmente se encuentra a la cabeza en las encuestas para ganar la votación de noviembre o una potencial segunda vuelta en diciembre.
Ella se enfrenta a Evelyn Matthei, candidata de una derecha chilena debilitada y a una serie de candidatos de partidos más pequeños.
En una conferencia de prensa en la que presentó 50 promesas que llevará a cabo en los primeros 100 días de su gobierno, Bachelet dijo que “los grandes cambios que queremos llevar a cabo, sobre todo una reforma de la educación, así como atender temas urgentes para los chilenos, como las pensiones de jubilación, requieren recursos financieros.”
El primer mandato presidencial de Bachelet estuvo marcado por sus políticas favorables a la economía de mercado. Ahora algunos analistas señalan que ella aparentemente seguirá una agenda de gobierno de mayor responsabilidad social.
La pediatra y ex directora de la organización internacional ONU Mujeres se comprometió a crear un fondo estatal de pensiones y reformar la propia Constitución del Estado, que es una herencia de la dictadura, así como una política impositiva para que el sector empresarial chileno pague su justa parte.
Bachelet dijo que elevará la tasa de impuesto a las corporaciones del 20 por ciento actual al 25 por ciento.
De acuerdo a estudios de la firma internacional de contabilidad, KPMG, la tasa impositiva promedio que pagaban las empresas en América Latina en 2011 era del 25,06 por ciento.
Por su lado, la candidata de la coalición de derecha, Evelyn Matthei, rechazó cualquier reforma fiscal argumentando que tal medida podría poner en peligro el crecimiento del país mayor exportador de cobre en el mundo, sector que, en un clima de menor demanda global, se estima tendrá un menor crecimiento que el año pasado.
Sin embargo, el sistema electoral en Chile impide a cualquier partido tener una amplia mayoría en el Congreso. Esto significa que Bachelet probablemente se verá obligada a buscar acuerdos con la derecha para llevar adelante sus reformas.
El actual presidente Sebastián Piñera llevó a cabo algunas reformas fiscales y educativas el año pasado tras largos meses de protestas estudiantiles en todo el país, protestas que redujeron los niveles de aprobación de su gobierno. Los críticos señalaron que sus reformas no fueron suficientes.
Bachelet dio poca información sobre sus planes en materia de política energética, un tema crucial debido a un creciente déficit energético en el vital sector de la minería chilena.
Un marco regulatorio nebuloso ha dejado a varios proyectos de generación energética en el limbo y existe una fuerte oposición de la ciudadanía a los grandes proyectos hidroeléctricos e instalaciones energéticas a base de la combustión de carbón.
El documento con las promesas de la campaña de Bachelet indica que los detalles de su estrategia energética, cuyo objetivo es un equilibrio entre las necesidades de la producción energética y el respeto por el medioambiente, serán dados a conocer tras las elecciones.
Los analistas del sector esperan que Bachelet haga del gas licuado natural la columna vertebral de la política energética chilena durante los próximos cuatro años.
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