El desmantelamiento del arsenal de armas químicas sirias deberá ser supervisado por un centenar de expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OIAC por sus siglas en inglés), y de la ONU, declaró el lunes Ban Ki-moon, que solicita la ayuda de los países miembros de Naciones Unidas.
En una carta dirigida a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, el Secretario general de la ONU explica que la misión se realizará en tres fases: la primera, que comenzó el domingo pasado con la destrucción de ojivas de cohetes y de bombas; la segunda, que comprende la destrucción de armas químicas y de los equipos necesarios para su fabricación, y una tercera fase que consiste en la verificación de la eliminación total del arsenal.
“La tercera fase será la más difícil y la que representará el desafío más grande”, dice el Secretario General de la ONU. Del primero de noviembre de 2013 al 30 de junio de 2014, la misión conjunta deberá apoyar, vigilar y verificar la destrucción de un programa complejo de unas 1000 toneladas de armas químicas, afirma Ban Ki-moon.
El Secretario General de Naciones Unidas anunció que designará a un “coordinador especial” para supervisar el conjunto de las operaciones y asegurar el enlace entre la ONU, la OIAC y las autoridades sirias.
Esta misión desplegará sobre el terreno solo el personal necesario en un momento dado y tendrá su base en Chipre y Damasco.
La ayuda de los Estados miembros de la ONU será muy probablemente necesaria en el transcurso de la tercera etapa, en particular para garantizar la seguridad de la misión.
El Consejo de Seguridad examinará sus recomendaciones en el transcurso de esta semana, afirman fuentes diplomáticas.
Enfrentado desde marzo de 2011 a un levantamiento progresivo que se ha convertido en una guerra civil, el régimen de Bachar Al-Assad aceptó la destrucción de su arsenal químico después de un acuerdo entre Rusia, su aliado, y Estados Unidos.
Este acuerdo fue interinado por la comunidad internacional bajo la forma de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo objetivo era evitar una intervención militar de Estados Unidos, que acusa al régimen Assad de un mortal bombardeo con armas químicas el 21 de agosto en los alrededores de Damasco.
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