Prensa canadiense y el escándalo delos gastos en el Senado.
Photo Credit: Rufo Valencia

La cólera de Mike Duffy arrastra a Stephen Harper

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En Canadá el partido de la oposición en el Parlamento, el Nuevo Partido Democrático, pide la abolición del Senado. En medio del escándalo de los gastos que actualmente sacude a la Cámara Alta, algunos periodistas señalaron con ironía que no hay que cerrar el Parlamento, ya que en estos días se ha convertido en el escenario de una dramática telenovela.

El periódico con mayor tiraje en Toronto, el Toronto Star, publicó un comentario sobre el enfrentamiento entre el senador Duffin y el primer ministro Harper.

El autor del texto, el columnista Tim Harper escribe que el Primer Ministro de Canadá se encuentra en una posición en la cual ningún político quiere encontrarse.

El primer ministro se encuentra al borde de un abismo, repitiendo una versión de los hechos que día que pasa parece menos creíble. Y ahora tiene que esquivar las explosivas declaraciones que Mike Duffy está lanzando en su contra.

En el Senado este martes por la tarde, los asistentes fueron testigos de una actuación política que quedará en la memoria de quienes fueron testigos. Con esas declaraciones, un hombre que estaba a punto de ser enterrado políticamente, trato de arrastrar en su caída a quien pudiera jalar, incluyendo a Harper, un primer ministro que enfrenta la mayor crisis de su mandato.

El duelo entre Duffy y Harper, en el que Duffy parecía tener la ventaja ayer martes, es resultado directo de la inepta Oficina del Primer Ministro que ha administrado mal, durante meses, el escándalo de gastos en el Senado, escribe el columnista del Toronto Star.

La mala gestión de la Oficina del Primer Ministro permitió o guió al liderazgo conservador en el Senado en sus esfuerzos de hacer desaparecer un trío de problemas causados por los senadores conservadores Mike Duffy, Pamela Wallin y Patrick Brazeau.

El plan conservador era que el escándalo desaparezca del radar llegado el momento en que Harper tenga que reunirse con sus militantes conservadores a fines de mes en la convención de su partido en Calgary.

El resultado es que los conservadores de Harper en el Senado se excedieron y a cambio recibieron una respuesta demoledora. La ferocidad del contraataque Duffy sacudió al Senado canadiense.

El senador Mike Duffy informó al Senado que el primer ministro Stephen Harper le dijo personalmente que reembolse los 90.000 dólares que la Oficina del Primer Ministro creía que debía pagar, que las reglas y la verdad no importaban porque las bases del partido se encontraban inquietas y que el dinero tenía que ser devuelto o Duffy sería expulsado del Senado.

Tras una reunión de la bancada conservadora el pasado 13 de febrero 2013, Duffy dijo que se reunió con Nigel Wright y Stephen Harper, “solamente nosotros tres”. En ese momento Harper le dijo “paga el dinero. Punto final.”

En el Senado Duffy instó a sus colegas senadores a hacer frente al “poder irresponsable” de la oficina del primer ministro Harper y la camada conservadora que gobierna Canadá mediante la amenaza y la intimidación.

Lo más perjudicial para el gobierno canadiense fue la promesa de Duffy, que hay más documentos que serán dados a conocer en el momento oportuno, cuando todos los involucrados están bajo juramento y la cadena de correos electrónicos pueda ser vista en su totalidad.

Mientras Duffy hablaba y hablaba, Harper permanecía casi mudo este martes en su primer enfrentamiento con el líder de la oposición Tom Mulcair en el Parlamento canadiense.

Harper pasó la mayor parte del período de preguntas en la Cámara de los Comunes  mirando con desprecio a su inquisidor, pasando el trabajo de repetir el mensaje a su secretario parlamentario, Paul Calandra.

La versión de Harper es la misma. No sabía nada sobre el pago de Wright a Duffy, Wright actuó solo, si Harper hubiera sabido de ese pago, él lo habría anulado.

Según el columnista del Toronto Star, Tim Harper, esta situación puede ser resuelta de tres maneras.

Un resultado posible es que Harper está diciendo la verdad, pese a que posiblemente una mayoría de los canadienses no le creen.  No hay riesgo de decir la verdad y Harper no tiene otra alternativa.

Su posición debe clara. Él sabía o no sabía. No hay espacio para los matices en la respuesta. Harper debe ahora defenderse no sólo de sus oponentes, sino de quienes eran sus amigos.

Otro resultado posible es que Harper y su oficina saben lo Duffy posee como documentos y saben que no hay una prueba clara en los correos electrónicos en manos de su abogado Bayne. A pesar de que crecen las dudas, Harper puede decir que el senador fanfarronea.

Menos convincente es la posibilidad de que Harper y su equipo crean que Duffy no presentará las pruebas que tiene, lo cual es una apuesta muy pobre.

Para cerrar este escándalo de los gastos en el Senado, a lo largo de casi once meses, la Oficina del primer ministro de Canadá ha intimidado, ha difamado, ha tratado de cambiar la historia, ha tratado de cambiar la narrativa sobre el caso, y ha optado por las evasivas y el silencio. Nada ha funcionado.

El Discurso del trono de la semana pasada y el anuncio triunfal de un principio de acuerdo comercial con la Unión Europea parecen ahora un recuerdo lejano, concluye el columnista del periódico Toronto Star, Tim Harper.

Categorías: Política
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