Los senadores Mike Duffy, Pamela Wallin y Patrick Brazeau fueron echados al purgatorio político tras ser suspendidos por los demás miembros del Senado y ganarse el menosprecio de parte de sus colegas conservadores, incluyendo la persona misma que los nombró al Senado: el primer ministro Stephen Harper.
Los tres senadores suspendidos sostienen por su parte que son víctimas de una cacería de brujas motivada por razones puramente políticas.
Con esa triple suspensión los senadores conservadores buscan contener los daños causados por el escándalo de gastos en el Senado, que ha afectado sobre todo al gobierno de Stephen Harper desde hace casi un año.
Tras la votación y ya al salir del Senado, la senadora Wallin dijo con la voz cargada por la emoción que este era un “día muy triste para la democracia» en Canadá.
Por su lado, el senador Brazeau mantuvo un silencio de piedra al salir del Senado, mientras que Duffy optó por no acudir a la votación.
Aunque esta votación que establece la suspensión del trío de senadores marca el final de un debate prolongado y políticamente perjudicial, las ondas de choque causadas por el escándalo, y en particular por las explosivas revelaciones del senador Duffy, continúan reverberando para Harper y su gobierno conservador.
Los tres senadores suspendidos, junto a su colega liberal Mac Harb, se encuentran bajo una investigación llevada a cabo por la Real Policía Montada de Canadá por haber reclamado el reembolso de gastos fraudulentos.
No hay final a la vista para el flujo de revelaciones constante por parte de la Policía Federal canadiense mientras establece la documentación necesaria para llevar adelante el caso.
Por otro lado, el Auditor General de Canadá, Michael Ferguson, inició una auditoría completa de las declaraciones de gastos presentadas por los senadores, lo que podría destapar nuevos casos de abuso de los fondos públicos canadienses.
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