El embajador de Irán en el Líbano evitó por poco ser una víctima más del doble atentado suicida cometido en la víspera y que dejó un saldo de 25 muertos. Esto según declaraciones este miércoles de una fuente diplomática iraní.
El último saldo de víctimas indica que al menos 25 personas perdieron la vida en las explosiones, entre ellos el consejero cultural de la Embajada y cuatro guardias de seguridad.
Esos atentados contra la embajada de Irán en Beirut fueron reivindicados por las Brigadas Abdullah Azzam, un grupo vinculado a al Qaeda.
«El embajador iraní Ghadanfar Rokon Abadi debía acudir junto con el consejero cultural Ibrahim Ansari a una reunión con el ministro libanés de Cultura. El consejero ya se encontraba esperando al embajador en un vehículo a la entrada de la embajada cuando el primer atacante suicida hizo estallar sus explosivos. El embajador, que debía salir del edificio de un momento a otro, entonces dio media vuelta” explicó una fuente diplomática.
“Sheikh Ansari y cuatro guardias de la embajada murieron en el ataque”, dijo el viceministro iraní de Relaciones Exteriores, Hussein Amir Abdollahian, quien llegó este miércoles en Beirut donde recibió junto al embajador Ghadanfar Rokon Abadi las condolencias de las autoridades libanesas.
Ante una gran multitud, los ataúdes de los cuatro guardias estaban cubiertos con la bandera del Movimiento Hezbolá, al que pertenecían. Entre los fallecidos se encontraba Radwan Fares, quien era el jefe de seguridad de la embajada iraní.
El doble atentado se produjo en una zona de los suburbios del sur de Beirut, conocida por ser un bastión de Hezbolá que ya sufrió otros dos ataques en julio y agosto. Uno de esos ataques dejó un saldo de 27 muertos.
Inquebrantable apoyo del régimen sirio, Irán envió expertos militares y alentó al Hezbolá libanés y a las milicias chiitas iraquíes a ayudar al régimen de Bashar al Assad en su guerra contra los rebeldes.
El jefe de la oficina política de Hezbolá, el jeque Ibrahim Amin al Sayed, calificó el atentado como un “acto cobarde y desesperado”.
El embajador de Rusia en Beirut, Alexander Zasypkine, señaló que ese ataque tiene como objetivo sabotear la conferencia de paz que la ONU está tratando de organizar en diciembre con el apoyo de Washington y Moscú, y busca también «socavar los esfuerzos para lograr una solución pacífica» a la guerra civil que desgarra a Siria.
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