En Israel un tribunal rabínico decidió multar a una mujer cientos de dólares por negarse a circuncidar a su hijo recién nacido, en un caso que ha provocado un nuevo escándalo sobre el papel de la religión en el Estado de Israel.
El caso pone sobre la mesa el largo debate sobre la coerción religiosa en Israel, donde generaciones de líderes intentaron encontrar un equilibrio entre judaísmo y democracia en el país.
Las cortes rabínicas en Israel tienen autoridad sobre ciertos asuntos de familia, como el matrimonio, el divorcio, la conversión y el entierro. Sus decisiones son vinculantes para las familias que participan en la práctica de esta religión aunque sus resoluciones pueden ser apeladas ante un tribunal secular del país.
En este caso, la madre anunció su negativa a circuncidar a su bebé, destacando que no quería hacerle daño. El alto tribunal de rabinos israelí dictaminó la semana pasada que la circuncisión era para el bien del niño y que la mujer tiene que pagar una multa de 150 dólares por cada día que se niega a aplicar la circuncisión.
No existe una ley que obligue a la circuncisión en Israel, pero la gran mayoría de los niños judíos son sometidos a este procedimiento a los ocho días de nacimiento, según la ley judía que ve en este rito un pacto con Dios.
La madre, cuyo nombre no fue revelado, argumentó que la corte rabínica no tiene autoridad en el asunto. El Ministerio de Justicia, que representa a la madre, informó este jueves que ese fallo será probablemente apelado ante la Corte Suprema de Israel.
Ronit Tamir, un activista que se opone a la circuncisión, considera que el fallo de la corte rabínica es un peligro para la democracia, ya que convierte al gobierno en una teocracia.
La circuncisión ha generado controversia en Europa. Recientemente un consejo consultivo europeo aprobó una resolución no vinculante que define la circuncisión como “una violación de la integridad física de los niños.
Israel condenó la medida, alegando que la circuncisión es una tradición tanto en el Judaísmo como en el Islam.
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