Una exposición en el Centro Canadiense de Arquitectura en Montreal, que presenta la planificación urbana de dos ciudades: Casablanca en Marruecos y Chandigarh en la India, fue pretexto para conversar con la arquitecta y crítica canadiense Odile Hénault sobre la arquitectura de algunas ciudades en la provincia de Quebec.
Con una superficie de 1.532.056 kilómetros cuadrados y una población de un poco más de ocho millones de habitantes, Quebec es la segunda provincia canadiense tanto por su extensión territorial como por su población.
Según la arquitecta Odile Hénault, quien fue miembro de la Orden de Arquitectos de Quebec, muchas ciudades en esta provincia fueron planificadas antes de ser construidas, en muchos casos debido a la explotación de recursos naturales en área, lo cual hizo necesario que las empresas tengan que planificar una ciudad con todos sus servicios para sus trabajadores.
Uno de esos ejemplos fue la ciudad de Schefferville, creada por la empresa minera Iron Ore Company of Canada en 1954. En su apogeo, a fines de los años 60, la pequeña ciudad tenía una población de 5.000 habitantes. En 1982 la empresa minera decidió cerrar sus actividades. Más de 4.000 personas abundaron la ciudad y para 1986 Schefferville dejó de existir como entidad, quedando prácticamente una ciudad fantasma. En la actualidad tiene un poco más de 200 habitantes.
La suerte fue diferente para otras ciudades como Sept-Iles o Baie-Comeau, como explica la crítica en arquitectura Odile Hénault, quien añade que en la actualidad muchas ciudades en esta provincia están gobernadas por alcaldes que no comprenden la relación entre paisaje, arquitectura y urbanismo.
Ella vivió en Bogotá, Colombia, cuando la ciudad se encontraba bajo la gestión del alcalde Enrique Peñalosa Londoño, quien lanzó una serie de grandes proyectos urbanos y estableció cientos de parques en la ciudad. Hénault también vivió en Barcelona, bajo el alcalde Pasqual Maragall donde pudo observar cómo la arquitectura urbana valoró su proximidad al mar cómo un alcalde era capaz de elevar una ciudad al rango de grandes ciudades en el mundo. En ambas ciudades ella pudo observar con detalle la relación entre arquitectura, urbanismo y administración municipal.
Para Hénault, la arquitectura urbana debe inspirar a sus habitantes, debe hacer soñar.
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