Una docena de valientes participó en la segunda edición de la Maratón del oso polar de Churchill, en el norte de Manitoba. Los participantes corrieron durante horas por los paisajes invernales del Lejano Norte , en las orillas de la Bahía de Hudson , con una sensación térmica de 39 grados bajo cero.
Para algunos habituales de maratones, era una forma extrema de empujar sus límites. Para otros, se trataba de una primera participación en una maratón.
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El maratón Polar Bear es una carrera en la que no importa mucho quien la gana porque cruzar los 42 kilómetros es una hazaña en sí misma.
El viento glacial les muerde el rostro. Este es el territorio de los osos polares y sus vestigios de otros tiempos alertan a los extranjeros sobre los peligros de la tundra.

La idea de esta maratón la tuvo Albert Martens, un residente de Steinbach , quien tiene en su haber 49 maratones corridas. Entre los participantes, hubo ciudadanos de la provincia de Manitoba, aborígenes, y también corredores procedentes de Alemania y Suiza.
Philippe Simon , un quebequés que vive en Winnipeg, está acostumbrados a los desafíos extremos. En 2012, en Marruecos, recorrió 240 kilómetros en el desierto con su comida en la espalda.

Sin embargo, correr en el Norte canadiense es muy diferente. Su estrategia es simple: tener la mayor cantidad de ropa a mano para cambiarse y mantenerse seco. Tuvo que cambiarse varias veces debido a que estaba empapado de sudor.
Ricky y Corey Cheekie son hermanos originario de Tadoulé Lake, una pequeña comunidad aborigen de 300 habitantes a 250 kilómetros al oeste de Churchill, y llegaron en tren, sin equipos sofisticados.

«Hago esto por mi comunidad, por mi hijo , para hacer lo que nunca nadie ha hecho antes en mi comunidad. No quiero abandonar a mitad de camino”. Corey Cheekie
Horas antes dl inicio, Albert Martens da sus últimas indicaciones.

Espero que todo saldrá bien. Que todos se divertirán. Veremos cómo se desarrolla todo, hay riesgo y está lo desconocido.
Al momento de la largada, la temperatura era de casi 40 grados bajo cero.
A pesar del tiempo hostil, ellos debieron dejar el rostro al descubierto para poder respirar.
El frío y el viento cortante acompañó a los corredores a lo largo de la ruta y todos llegaron al final.
El alemán Sven Henkes cruzó la línea de meta en primer lugar, después de 4 h 14 de carrera. Seguramente su maratón más difícil, seguido cinco minutos más tarde por James Buhler de la ciudad de Winnipeg, para quien fue su primera maratón.
Partido primero, Philippe Simon llegó en tercera posición. «Aproximadamente a los 25 km, los chicos con los que me encontraba tenían mucha fuerza. Ellos continuaron. Me dije «OK, está bien, voy a ir un poco más despacio si quiero terminar. A los 30 km, ya me estaba poniendo ansioso. »
La verdadera hazaña, la lograron los hermanos Cheekie que han cruzado la línea de meta después de seis horas de carrera, porque quisieron abandonar varias veces, pero sacaron fuerza para llegar hasta el final del recorrido.
Finalmente los corredores le ganaron a la naturaleza explosiva, todos atravesaron la línea de llegada sanos y salvos. Y esos corredores fuera de lo común, sueñan ya con una próxima hazaña.

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