Según información del gobierno federal canadiense, Bahréin, Argelia e Irak, países que se caracterizan por no respetar cabalmente los derechos humanos o que vivieron conflictos internos violentos, se han convertido recientemente en nuevos compradores de armas y municiones fabricadas en Canadá.
Los últimos datos disponibles analizados por la prensa canadiense demuestran que las ventas de armas de Canadá a estos países aumentaron un 100 % entre 2011 y 2012.
Las exportaciones de armas canadienses a México, país que sufre las consecuencias de una violenta guerra contra los cárteles de la droga, aumentaron en un 93 % en un año.
Durante el mismo período, las exportaciones de armas de Canadá a Pakistán aumentaron en un 98%, a Egipto en un 83 %. Ambos son países que enfrentan las violentas secuelas del terrorismo y la crisis política.
Aunque la exportación de armas de parte de Canadá sea legal, algunos analistas sostienen que este aumento de la venta de armas pone en duda el nivel de compromiso de la política exterior canadiense hacia los derechos humanos y pone también en duda el régimen regulatorio del gobierno en materia de exportaciones de armas.
En un correo electrónico, el Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que revisa todas las exportaciones de armas para asegurar que ellas «no contribuyan a ningún conflicto o inestabilidad nacional o regional » y para que el armamento canadiense exportado «no sea utilizan para violar los derechos humanos».
El análisis se basó en 10 años de informaciones de la industria canadiense vinculada a la categoría de exportaciones de armas militares, fusiles y municiones, así como a la venta de obuses, morteros, lanzallamas, granadas y torpedos. Esta categoría no incluye la venta de equipo militar pesado como vehículos, naves aéreas y otras tecnologías militares de última generación que elevan a miles de millones de dólares los ingresos de las compañías canadienses dedicadas a la exportación de armas.
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