La Franja de Gaza recibió su primer envío de carburante industrial en 45 días este domingo, permitiendo así al costeño territorio palestino soportar mejor una rara tormenta de nieve que cayó en la región.
La tormenta comenzó el miércoles por la noche provocando una caída de la temperatura bajo el punto de congelación, la parálisis de la ciudad de Jerusalén y miles de apagones, tanto en Israel como en Cisjordania.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, habló de la peor tormenta desde hace varias décadas. Hasta 60 centímetros cayeron en la ciudad santa, una cantidad gigantesca para una ciudad en la que prácticamente nunca nieva durante los inviernos.
Gaza en la costa mediterránea, vivió su primera tormenta en los últimos años, pero la mayoría de los daños fueron provocados por inundaciones. Una escasez de carburante dificultó los esfuerzos de socorro en Gaza, donde unas 40.000 se vieron obligadas abandonar sus residencias inundadas. La tormenta se calmó el domingo, pero las autoridades de la región siguen teniendo dificultad para limpiar las carreteras y reparar las líneas eléctricas dañadas.
Gaza sufre de una importante escasez de carburante desde la toma del control del Hamas en julio de 2007, que empujó a Israel y Egipto a imponer un bloqueo del territorio. La situación empeoró después del golpe de Estado egipcio en el mes de julio. Las nuevas autoridades del país reforzaron el bloqueo y destruyeron las redes de túneles de contrabando que se utilizaban para abastecer la ciudad en carburante.
Según un responsable de los servicios fronterizos palestinos, el envío de carburante que llegó el domingo fue pagado por Qatar, un rico emirato petrolero que ayudó al Hamas en el pasado. Según los responsables palestinos los habitantes de Gaza dispondrán ahora de 12 horas de abastecimiento en electricidad en vez de 6.
La tormenta ocurre en un momento difícil para Gaza. Los frecuentes apagones tuvieron como consecuencia la suspensión de varios programas de salud y servicios, incluyendo el de las aguas usadas. Las fábricas de filtración, desbordadas, se vieron obligadas a tirar las aguas usadas al mar. Por otra parte, la gente tiene que hacer largas filas al exterior para poder comprar pan.
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