Cuando los canadienses vayan a sentarse para su gran comida de las fiestas este año, hay una gran posibilidad de que el pavo – o algún otro tipo de ave de corral bien asada o en salmuera– estará en el centro de la velada gastronómica.
Pero otros platos en la mesa, reflejarán sin duda, cómo los gustos de los canadienses están cambiando, y como un paladar en evolución y un interés en nuevos alimentos en general están llevando a la cena navideña por diferentes caminos.

«Creo que en Canadá, el pavo es considerado la comida de la fiesta tradicional», dice la autora y columnista gastronómica de Toronto, Lucy Waverman. «Lo veo incluso en las comunidades étnicas.
«No es sólo en el hogar tradicional de Canadá… está en todas partes», dice ella, señalando que una mujer portuguesa que ella conoce, básicamente sólo cocina comida portuguesa pero siempre tiene un pavo en Navidad, porque siente que tiene que festejar a la canadiense.
El gran relleno del pavo es una tradición que se remonta a centenares de años, y no hay necesariamente una explicación fácil sobre su origen.
«Esa es una pregunta difícil, ¿dónde empezó todo?», dice la autora Dorothy Duncan, quien ha escrito extensamente sobre el patrimonio de los alimentos de Canadá.
La cena con el pavo, nota Duncan, puede remontar sus orígenes a un ganso Michaelmas apreciado por la reina Elizabeth I en el año 1500, y que ya en 1861, la autora inglesa Isabella Beeton escribía sobre el pavo y sus orígenes en América del Norte.
Hoy, sin embargo, Duncan considera un «fenómeno curioso» cómo las personas se centran en la cocina «de esa comida que han conocido toda su vida», para las ocasiones especiales como Navidad y Acción de Gracias.
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