Stephen Harper, primer ministro de Canadá.
Photo Credit: THE CANADIAN PRESS/Graham Hughes

El ejército canadiense a la hora de los recortes

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El gobierno conservador en Ottawa decidió cambiar su visón sobre el futuro del ejército canadiense. Hace cinco años atrás el gobierno presentó un ambicioso plan para fortalecer las fuerzas armadas. Esto mediante la adquisición de nuevo material militar y aumentando la capacidad de operar en distintos escenarios en el mundo. Pero todo esto cuesta dinero, un dinero que no hay.

Hace un par de años el primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, explicaba con tono augusto ante un auditorio en el Museo Canadiense de la Guerra en Ottawa que las fuerzas armadas tenían que ser reestructuradas.

Los grandes planes de los conservadores en materia de defensa fueron dados a conocer ya en 2008. Entre sus aspectos salientes figuraba un plan masivo de adquisición de equipo militar: nuevos aviones de combate, nuevas fragatas de guerra, nuevos barcos de apoyo logístico, nuevos barcos de patrullaje en las aguas y hielos del Ártico. Una diversidad de vehículos de trasporte terrestre, incluyendo dos tipos de camiones militares y tres tipos de trasporte blindado.

Ese ambicioso plan del gobierno canadiense también incluía un aumento de los efectivos militares. Más tropas capaces de llevar a cabo tareas nuevas en cualquier punto del globo.

Tal era el sueño. En la actualidad Ottawa se apresta a modificar esa estrategia con el objetivo de tener una fuerza militar más pequeña y de recursos más modestos. Un ejército canadiense con menos material nuevo y menores capacidades.

Esta modificación fue necesaria debido a las nuevas realidades presupuestarias que hicieron que, de tener todo ese material y equipo nuevo, más el costo de su funcionamiento, todo eso habría sido altamente costoso para el erario público.

La revisión de los ambiciosos planes conservadores es también una admisión del hecho de que el ejército todavía no ha presentado resultados que respondan a la demanda de Harper, de tener un ejército con más garra y menos grasa.

El economista en materia de defensa David Perry señala que esos cambios no han ocurrido realmente debido a que el ejército canadiense todavía no ha logrado reestructurarse.

El resultado ahora es que los generales se están rompiendo la cabeza tratando de qué manera el sector de la defensa podrá absorber un recorte presupuestario del 8 por ciento, respetando al mismo tiempo la orden del primer ministro Harper: más colmillo y menos cola.

El problema de tener una fuerza militar que no esté lista para entrar en operaciones debido a que tiene vehículos viejos, plantados debido a que repararlos se ha hecho muy caro, es un problema que podría ser por culpa de recortes presupuestarios.

Sin embargo, hay un pequeño detalle: el presupuesto de defensa de Canadá es en la actualidad, pese a los cortes, un 25 % mayor de lo que era hace solo siete años atrás, un aumento que refleja los valores de los conservadores en Ottawa.

Categorías: Internacional, Política
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