El 2013 fue un año en el que innumerables pequeñas editoriales y librerías cerraron sus puertas. Esto ante la imposibilidad de competir con los grandes almacenes como Wal-Mart o Costco donde al lado de los zapatos y televisores manufacturados en China, también se venden libros a precios de descuento. Pese a este paisaje en que dominan gigantes como Amazon, hay pequeñas victorias y actos de supervivencia cultural.
A medida que los objetos culturales se van convirtiendo en bienes de consumo producidos masivamente, se va perdiendo la especificidad de lo diverso, de lo diferente.
El ciclo de vida de las revistas y los libros, devorada por la lógica del mercado, lógica en la que hay que vender o morir, deja pocas posibilidades de viabilidad a las pequeñas editoriales, a las pequeñas revistas literarias.
En la provincia de Quebec, donde grandes empresas como Quebecor se dedican a la venta de libros y revistas sin otro miramiento que la rentabilidad, la cultura acaba reducida a una visión utilitaria. Desde esta perspectiva, un libro vale no tanto por sus cualidades sino por el número de ejemplares vendidos. Así, un “best-seller” acaba siendo confundido con un libro con la calidad suficiente como para renovar la literatura.
Sin embargo, las fronteras son grises y movibles. Se dan casos de libros de gran venta, que también son libros bien escritos. Del mismo modo, en medio de las perennes dificultades económicas existen revistas que logran una admirable continuidad. Una de ellas es la revista en francés L’Inconvenient. Alan Roy es el director de la publicación.
L’Inconvénient es una revista literaria, de ensayos que ofrece un punto de vista a menudo irónico. Tratamos siempre de tener una perspectiva que salga de los esquemas previsibles. El título mismo da una idea, idea que surgió del libro ‘De l’inconvéniet d’être né’, Del inconveniente de haber nacido, de Cioran. Nos gusta esa especie de humor negro. Nosotros hemos guardado como título sólo L’Inconvénient.
Alan Roy, director
Alan Roy, director de la revista, quien no tiene ninguna consideración por el avasallamiento de los espacios de la literatura por la lógica de los que quieren venderlo todo, a quienes Roy califica de “soldados del no-pensar”.
En su último blog, titulado “El último paso” Alan Roy explica que “Hace mucho tiempo que la palabra «literatura» ya no dice gran cosa en nuestra hermosa provincia de Quebec, desde el día en que comenzó a difundirse la lista de los «libros favoritos» vendidos por la cadena de tiendas de libros Renaud Bray, o desde que se extendió la doctrina infantilizante del «placer de leer» y desde que el Salón del libro de Montreal se dedica a la gastronomía y el arte de vivir”.
Desde su perspectiva, las artes, y la literatura, no puede quedar a merced del mercado. Ella necesita del apoyo de las instituciones de Estado.
Esta revista, que publica a autores ya establecidos o a las voces emergentes, se publica cuatro veces por año. El número actual, el 55, aborda el tema de las nuevas relaciones amorosas. Esto desde la perspectiva de que “nada escapa a las leyes del mercado: incluso el amor, en el que los Románticos reconocían una virtud cardinal del ser humano, ahora se ha convertido en una mercancía más como cualquier otra, desechable después de su uso. Las redes sociales nos dan acceso a una gran cantidad de perfiles que evaluamos como diestros consumidores que buscan un ‘producto amoroso’ que coincida con los criterios de satisfacción personal.”
El número anterior dedicó su atención a la novela latinoamericana. Para el nuevo año hay grandes planes entre los responsable de L’Inconvénient.
En un momento en que la sociedad quebequense depende de la inmigración para mantener su peso demográfico dentro la federación canadiense, y cuyo futuro también depende de la existencia de una vida cultural vigorosa que se exprese en francés, este tipo de revistas son vitales para el desarrollo del imaginario colectivo. Esto en momentos en que el sueño dela independencia de Quebec se va convirtiendo cada vez más en un objeto de museo en manos de una generación que ya ha visto pasar sus mejores días.
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