El 24 de diciembre un diktat del gobierno ruso, encabezado por el hombre fuerte en Moscú, Vladimir Putin, ordenó la amnistía de los 30 del Ártico, que era el grupo de defensores del medioambiente de Greenpeace encarcelado por protestar contra la explotación petrolera en las aguas del Ártico.
Entre los detenidos que permanecieron tras las rejas por 100 días en Rusia se encontraba el canadiense Alexandre Paul, activista de Greenpeace. El otro canadiense detenido era Paul Ruzycki.
Los 30 viajaban a bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise hacia la zona de explotación petrolera rusa. Fueron arrestados el 19 de septiembre tras una acción de protesta contra una plataforma petrolera en el Ártico para denunciar los riesgos de la explotación de hidrocarburos en esta zona.
Primero fueron apresados bajo cargos de piratería, un crimen castigado con hasta 15 años de cárcel. Tras la protesta internacional, los miembros de Greenpeace finalmente fueron acusados de vandalismo, un delito que se castiga con una pena de hasta siete años de cárcel.
Los 30 del Ártico fueron inicialmente encerrados en Murmansk y luego fueron trasladados a San Petersburgo.
Finalmente fueron amnistiados a fines de diciembre por una nueva ley del parlamento ruso con motivo del 20 aniversario de la Constitución.
La amnistía es considerada como una operación de relaciones públicas por parte del Kremlin para mejorar la imagen de Rusia antes del comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, que se celebrarán en febrero de 2014.
Tras su regreso a Canadá el pasado 27 de diciembre, Alexandre Paul considera que lo más importante tras esta experiencia es que la detención ha servido para colocar en primer plano los riesgos que implica la explotación petrolera para el medioambiente.
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