Los rebeldes islamistas, antes aliados, se han entregado a una guerra sin piedad en el norte de Siria.
Unos 50 rebeldes murieron en menos de 24 horas en ataques realizados por yijadistas, informa el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, OSDH, con sede en Londres, que afirma apoyarse en fuentes sobre el terreno.
El OSDH precisa que algunos de los 50 rebeldes que murieron el domingo fueron ejecutados de forma sumaria. Siete de ellos fueron ejecutados en Harem, provincia de Idleb.
El enviado especial de la cadena Al-Yazira habla de combates que duplicaron de intensidad y violencia el domingo en el centro de Alep, donde murieron 5 miembros del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante, EIIL. Este grupo, afiliado a Al Qaeda, era hasta hace poco un aliado de los rebeldes que luchan contra el gobierno del presidente Bachar Al-Assad.
Los combates comenzaron cuando brigadas rebeldes de las provincias de Alep e Idleb lanzaron una ofensiva contra sus antiguos aliados del EIIL, acusado de numerosos abusos para tomar el control de las zonas rebeldes.
“Lo que está sucediendo ahora es una limpieza en el seno de los rebeldes que apoyan la revolución”, explicó un miembro del Frente Islámico, la alianza de rebeldes islamistas más importante, creado en noviembre del año pasado.
Pocas horas antes, un comunicado del Frente Islámico anunció que “no aceptará ningún grupo que se pretenda ser un Estado”, haciendo una alusión inequívoca al EIIL.
Y mientras que rebeldes y yihadistas se enfrentan, Ahmad Al-Jarba fue reelegido este domingo en Estambul a la cabeza de la Coalición Nacional Siria, CNS. Al-Jarba logró mantenerse a la cabeza del CNS, apoyado por los occidentales, a pesar de la candidatura del ex primer ministro sirio Riad Hidjab.
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