Gran Bretaña anunció que estará representada en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi por la ministra que presentó el año pasado la ley que legaliza el matrimonio gay, en momentos en que Rusia restringía sus derechos.
La secretaria de Cultura, Maria Miller, jugó un papel decisivo en convencer al Parlamento británico, dividido sobre el tema, de permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo en Inglaterra y Gales.
Los occidentales han criticado fuertemente la legislación rusa que prohíbe sobre todo la “propaganda” gay, y los líderes de varios países, entre ellos Estados Unidos, Francia y Alemania dijeron que no irían a Sochi, sin vincular explícitamente esta decisión a los derechos gay.
El presidente Barack Obama de su lado ha dicho que el hecho de que tres atletas abiertamente gays formen parte de la delegación norteamericana era un «mensaje» enviado a su homólogo Vladimir Putin.
El primer ministro británico, David Cameron, quien afirma que discutió con regularidad este asunto con el presidente ruso, no dijo si él iría a Sochi. Pero su comitiva dijo que si este no fuera el caso, no debe ser visto como un acto político dado que los líderes británicos rara vez asisten a los Juegos Olímpicos de Invierno.
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