La película “Her” o “Ella” aborda un tema que sale un poco de lo ordinario, no porque uno de los personajes principales sea una máquina o un sistema operativo -puesto que eso ya lo hemos visto con Proteus en Engendro mecánico de Donald Cammel, con Hall en 2001 Una Odisea del Espacio de Stanley Kubrick y David en Inteligencia Artificial de Steven Spielberg, entre otros- sino por la relación amorosa que se establece entre el humano y el robot. La robot, en este caso. Aquí en Canadá, en la ciudad de Brampton, Ontario, el inventor Le Trung, creó a Aiko, un robot que es “la mujer perfecta”, dice él. De hecho, es su compañera!
La idea de esta relación amorosa ha ido germinando en la mente de los investigadores y al parecer, ya se ha fabricado la máquina que permite satisfacer sexualmente al humano. Algunas de estas máquinas son solo eso, máquinas, pero otras tienen rostros más humanos.
Según David Levy, que escribió el libro Sex and Love with Robots, alrededor de 2025, la inteligencia artificial podrá simular en promedio, todavía más emociones que un humano. Al parecer, en 2050 un prostíbulo de Ámsterdam tendrá robots como prostitutas!
La otra pregunta después de “¿para cuándo?” es: ¿tener sexo con un robot es ser infiel? Y aquí regresamos a los problemas éticos que mencionábamos un poco antes, a saber ¿cuál es el estatus de esa inteligencia artificial?
Aparentemente, algunos seres humanos “bien pensantes” dicen que no se es infiel si se tiene sexo con un robot y que será incluso, más fácil tener sexo con prostitutas robot. ¿Pero qué pasa si en algún momento la relación de la persona con su robot sexual no funciona más? En la película “Ella”, el sistema operativo es “celosa” y empieza a tener problemas con Theodore.
Chiara Piazzesi, profesora de sociología en la Universidad de Quebec en Montreal, describe al robot sexual como una máquina que sirve para repetir a voluntad experiencias sexuales placenteras. Pero, si el robot tiene emociones, puede entonces ponerse celoso, tener pena, sentir amargura y desasosiego, regresamos entonces nuevamente a los problemas de ética que evocábamos antes.
Habrá que pensarlo dos veces antes de comprar una máquina como estas. Un dato importante, dicho sea de paso, es que el costo de estas “máquinas”, estamos hablando del modelo de base, es de 6.500 dólares más los impuestos y el envío.
Tomado del programa Dessine-moi un dimanche de la radio francesa de Radio Canadá (Franco Nuovo-Chiara Piazzesi)
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.