Catarata Anaclet

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¡Mi país es el invierno!

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“Mi país no es un país, es el invierno…” dice el gran poeta y cantautor quebequense Gilles Vigneault, con razón! Digo yo acá mirando los toros desde la barrera…y no solo mirándolos, sino lidiándolos porque como ya les hemos dicho en varias ocasiones, el intenso frío invernal o vórtice polar, como lo llaman los expertos, nos está azotando nuevamente. O para ser más precisos, nos azotó este fin de semana que acaba de terminar, con temperaturas rayanas en los 25 grados bajo cero.

Pero el invierno, termina por sorprender más a los inmigrantes que a los quebequenses que han aprendido históricamente a lidiar con él. Nada de él, los espanta. Es más, está intrínsecamente vinculado a la cultura!  Hay que tenerlo siempre en cuenta e incluso, cuando nos paseamos por los caminos de la provincia encontramos centenares de lugares con evocativos nombres invernales. Y contrariamente a lo que podríamos pensar, los nombres de esos lugares tienen un significado positivo nos explica Henry Dorion, geógrafo y experto en toponimia..

Mi país, no es un país, es el invierno!
Mi país, no es un país, es el invierno! © iStockphoto

Pero el invierno también influye en los nombres que se les puede dar a las calles de las ciudades, que se llamarán “calle del Noreste”, “calle de las ráfagas”, “calle de la ventiscas de nieve”, etc. Algunas veces, seguidas, no muy lejos de la “calle de la primavera”. En otras palabras la toponimia de Quebec guarda una estrecha relación con los feroces inviernos de estos lares.

Pero hay que decir que los mismos feroces inviernos quebequenses también guardan una estrecha relación con la poesía, como lo dejan por testimonio muchos poemas y canciones, pero en particular uno poema que me encanta, del ya fallecido poeta quebequense Emile Nelligan: Soir d’hiver. Nocturno de Invierno: “Ah comme la neige a neigé, ma vitre est un jardín de givre. Ah! Comme la neige a neigé ». « Ah, como la nieve nevó. Mi ventana es un jardín de escarcha. Ah! Como la nieve nevó…”

Y los dejo justamente con la interpretación que el también fallecido cantautor quebequense Claude Leveillé, hace del poema Nocturno de Invierno de Emile Nelligan.

Categorías: Medioambiente y vida animal, Sociedad
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