Chris Downey
Photo Credit: Radio Canada

De Canadá a la Antártida, cerrando heridas

Regresó de Afganistán herido y enlutado.  Un soldado canadiense dice que curó sus heridas atravesando cientos de kilómetros en uno de los climas más duros del planeta.

El 13 de diciembre, el cabo Chris Downey, de Cold Lake, en la provincia de Alberta, alcanzó el Polo Sur después de caminar 260 kilómetros en condiciones extremas.

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El 3 de mayo 2010, en Afganistán, una bomba de fabricación casera explotó cerca de su equipo. Chris perdió su ojo derecho y parte de la boca, tuvo laceraciones en todas partes en su cuerpo y en el rostro.  Sin embargo, su mayor lesión era de lejos la muerte de su amigo ese mismo día, el soldado Craig Blake.

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«Me salvó la vida. Es una de las cosas que me salvaron, porque su cuerpo absorbió parte de la explosión. «  – Chris Downey

Correr frente a la pared

«Hice una promesa de no perder un segundo de mi vida, y aprovechar el regalo que me hizo al salvar mi vida «, dice el cabo. La carrera hacia el Polo Sur, organizada por el organismo Caminando con los heridos, con sede en Gran Bretaña, (Walking with the Wounded) era la manera ideal para llegar allí.

El militar se ha entrenado intensamente para prepararse físicamente a su viaje. Al principio hacía 13 km en dos días transportando un trineo fabricado por él mismo con una carga de cerca de 70 kg, como la que tendría que transportar en la Antártida.

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Chris Downey entrenándose en su pueblo, antes de ir a la Antártida

También tuvo que prepararse mentalmente para estar a solas con sus pensamientos durante la duración de la carrera. «Esto se debe a que la mayoría de nosotros, cuando estamos heridos, la última cosa que queremos es estar en nuestras cabezas. No queremos ver las imágenes, no queremos pensar «, agrega.

«Para ayudarme, puse la cinta transportadora de cara a la pared. Una pared blanca, ni música, ni nada. Al igual como sería en la Antártida. «- Chris Downey

Encontrar la paz

Chris Downey recuerda el viento » increíble » que soplaba a su desembarco en la Antártida. » Es un desierto. No hay nada! No hay nada, es sólo blanco, blanco, blanco. Y es súper seco y frío” exclama.

Durante 13 días, 12 soldados heridos caminaron cientos de kilómetros a temperaturas de entre -40 y -50 grados Celsius. Ellos tenían que tirar los trineos con un peso de 70 kilos a bordo, con toda su comida. Al faltar solo un kilómetro para llegar, Chris pudo finalmente decir adiós a su amigo Craig.

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«Cuando me lesioné, falté a todo. No pude ir a su funeral, me lo perdí todo, porque yo estaba en el hospital. Desde hace 3 años llevaba una pena muy grande en el corazón «, dice el soldado. » Lloré mucho ese día en el desierto blanco y frío,  pero a la mañana siguiente, cuando me desperté, ya  estaba en paz. El dolor se había ido. Yo estaba completamente en paz con Craig. «

Categorías: Internacional, Sociedad
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