El pasado 28 de diciembre, tres días después de la Navidad, la mexicana Lucía Vega Jiménez falleció en la ciudad de Vancouver, después de ser desconectada de las máquinas que la mantenían viva en un hospital.
Pocos días antes, el 20 de diciembre, la mujer de 42 años fue hallada colgando de una ducha en el Centro de detención en el aeropuerto de Vancouver.
La organización No One Is Illegal, Nadie es ilegal, de Vancouver explicó mediante comunicado que Vega Jiménez trabajaba en un hotel y enviaba dinero a su familia cuando fue arrestada por no haber pagado su billete de metro, luego fue transferida a un centro de detención y después entregada a la Agencia Canadiense de Servicios Fronterizos, CBSA por sus siglas en inglés, que la retuvo en un centro de detención en el aeropuerto de Vancouver. La mexicana sin documentos iba a ser deportada de regreso a México.
Vega Jiménez fue detenida en Vancouver el 1 de diciembre tras un control de identidad y pasaje de la Policía de Tránsito que reveló que era buscada por la CBSA sobre asuntos de inmigración.
Ella permaneció detenida durante tres semanas, primero en el Centro Correccional Alouette y luego en las celdas de detención en el Aeropuerto Internacional de Vancouver, antes de intentar suicidarse el 20 de diciembre. A raíz de esa acción fue transportada al hospital, donde murió ocho días después.
Documentos judiciales revelaron que un Panel de Inmigración y Refugio había negado una solicitud de asilo de Lucía Vega Jiménez ya en 2010. Luego ella presentó una demanda de revisión judicial ante una Corte Federal, solicitud que fue desestimada. Se estima que Vega Jiménez fue deportada y que regresó a Canadá el año pasado.
Por su parte, la CBSA informó al Consulado de México que Lucia Vega Jiménez había sido detenida unos dos o tres días después de su arresto, el 1 de diciembre.
Claudia Franco Hijuelos, la cónsul general de México, informó que representantes del consulado conversaron con Lucía Vega Jiménez varias veces, tanto en persona como por teléfono.
Según el Consulado de México en Vancouver, Lucía Vega Jiménez tenía miedo de ser deportada debido a una » situación doméstica».
En conversación con Radio Canadá Internacional, el padre Eduardo Quintero, de la parroquia de Vancouver Our Lady of the Sorrows, Nuestra Señora de los Dolores, explica que esta tragedia deja muchas zonas grises y que no hubo suficiente transparencia de parte de las autoridades canadienses.
Quedan muchas interrogantes sobre esta tragedia: ¿por qué las autoridades tomaron semanas en dar cuenta de este fallecimiento?, ¿con qué frecuencia se vigila el estado de salud de las personas bajo custodia de la Agencia Canadiense de Servicios Fronterizos?
De acuerdo al padre Eduardo Quintero, de la parroquia de Vancouver Our Lady of the Sorrows, Nuestra Señora de los Dolores, esta tragedia quizá pudo haber sido evitada si un compañero de trabajo a quien ella le pidió que vaya a su habitación a recoger el dinero para pagar la fianza, hubiera cumplido con ese pedido. Quizá esa falta de solidaridad fue la gota que colmó el vaso y empujo a la mujer mexicana a optar por la muerte.
El religioso Eduardo Quintero, de la iglesia en Vancouver Our Lady of the Sorrows, fue quien le dio la extremaunción a Lucía Vega Jiménez.
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