Estados Unidos acusó este lunes al régimen de Bashar al Assad de haber paralizado las negociaciones de paz que se llevaban a cabo en Ginebra entre el gobierno sirio y las fuerzas rebeldes.
Rusia reaccionó negando que el gobierno sirio sea el causante de esa parálisis y dijo que las naciones que respaldan a los rebeldes sirios buscan poner fin a la guerra civil en el campo de batalla y no en las negociaciones de paz.
Una segunda ronda de conversaciones en Ginebra fue rota el sábado. El principal mediador, Lakhdar Brahimi, lamentó la falta de avance más allá de un acuerdo sobre una agenda para una tercera ronda a llevarse a cabo en fecha posterior.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo que el gobierno del presidente Bashar al Assad estaba detrás de la ruptura de conversaciones, con la complicidad de Rusia y otros aliados de Damasco.
«El régimen bloquea cualquier avance. No hizo nada excepto seguir lanzando bombas barril contra su propio pueblo y seguir destruyendo su propio país. Y lamento decir que lo está haciendo con el apoyo de Irán, de Hezbolá y de Rusia», dijo Kerry en Yakarta, durante un viaje a Asia y el Medio Oriente.
Kerry parecía estar tratando de aumentar la presión diplomática sobre Assad para alcanzar una solución política que ponga fin a los ataques del gobierno contra las zonas controladas por los rebeldes y aliviar la difícil situación de decenas de miles de sirios aislados de toda ayuda humanitaria.
Presionando a Moscú para que consiga una postura más flexible de parte de Assad, Kerry destacó que Rusia tiene que ser parte de la solución en lugar de seguir ayudando al líder sirio con armas y otras formas de apoyo.
En Moscú, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, reaccionó señalando que existen «pruebas de que ciertos patrocinadores de la oposición han empezado a crear una nueva estructura» que busca traer de regreso a la principal organización de la oposición, la Coalición Nacional, a aquellos enemigos de Assad que habían abandonado esa coalición.
«En otras palabras, se está definiendo una ruta que busca alejarse de la mesa de negociaciones para apostar una vez más a favor de una solución militar”, dijo Lavrov en una conferencia de prensa conjunta tras conversaciones con su homólogo eritreo.
Lavrov también criticó a Estados Unidos por no haber logrado la presencia de una delegación amplia y representativa de la oposición en las conversaciones de Ginebra, destacando que Rusia había cumplido con su parte al conseguir que el gobierno de Assad acepte acudir a la mesa de negociaciones.
«Rusia es presionada constantemente para hacer mayores esfuerzos a fin de resolver el conflicto sirio», dijo Lavrov. «Cuando escuchamos decir que Rusia debe hacer más, es necesario recordar una verdad simple: Hemos hecho todo lo prometido».
El presidente Barack Obama dijo el viernes que estaba considerando nuevas formas de ejercer presión sobre Assad, pero no dio detalles.
Rusia ha protegido a Assad de la presión occidental y árabe desde que comenzó el conflicto en marzo de 2011, utilizando su veto para bloquear resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU e insistiendo en que la salida de Bashar del poder no podía ser una condición previa para las conversaciones de paz.
Moscú ayudó a los negociadores del gobierno sirio a resistir en Ginebra las discusiones sobre la creación de un gobierno de transición para Siria la semana pasada, sugiriendo que el tema de la lucha contra el «terrorismo» debería encabezar la agenda y que tal tema debía ser aceptado por los negociadores rebeldes.
Los esfuerzos del gobierno sirio para hacer que la lucha contra el terrorismo sea una prioridad en las negociaciones están «totalmente justificados» porque Siria «es cada vez más un imán para los yihadistas y los radicales islámicos de todo tipo», dijo este lunes el Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
Rusia ha acusado a quienes apoyan a las fuerzas rebeldes de buscar un «cambio de régimen» en Siria.
La guerra civil en Siria ha atraído a miles de combatientes extranjeros a sumarse a los combates, ya sea en las filas de los rebeldes musulmanes sunitas o en las filas de las fuerzas de Assad, cuya secta religiosa alauita es una rama del Islam chiita.
El conflicto civil en Siria ha dejado más de 140.000 muertos, más de 7.000 de ellos niños, y está desestabilizando a los países vecinos, de acuerdo al Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, una organización que apoya a la oposición siria.
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