En Venezuela, fuerzas de paracaidistas se dirigen a una zona fronteriza sacudida por los enfrentamientos entre policías y los manifestantes antigubernamentales.
Los opositores al presidente Nicolás Maduro acusaron a este de dar luz verde al ejército, la policía y las milicias civiles para que actúen contra quienes culpan a la administración de los problemas por los que atraviesa la nación rica en petróleo, pero que enfrenta una creciente inflación.
El ministro del Interior venezolano, Miguel Rodríguez Torres, anunció el jueves que un batallón de paracaidistas fue despachado a Táchira, para ayudar a controlar la situación de tensión y violencia que se vive allí.
Las calles de los estados de Táchira y Mérida se vieron plagadas de demostraciones. En otros sitios del país podía observarse a gente en las ventanas golpeando cacerolas y sartenes, una forma de protesta utilizada principalmente por la clase media.
La capital, Caracas, presentaba un aspecto calmado hacia el mediodía del jueves.
El presidente, Nicolás Maduro, advirtió que su gobierno no permitirá que la oposición convierta a Táchira en una nueva Benghazi, en alusión a la ciudad libia que fue baluarte de la oposición contra Muammar Gadafi, al tiempo que anunció medidas especiales con el objetivo de restablecer la tranquilidad.
La oposición busca desalojar a Maduro del poder, ya que culpa a su administración por la espiral de violencia que vive la nación, como así también la responsabiliza por la alta inflación y la falta de productos de consumo diario.
Las cifras sobre víctimas mortales y heridos, desde el inicio de los disturbios, difieren según las diversas fuentes.
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