Los Estados de Estados Unidos no deberían fiarse únicamente a un test de Cociente Intelectual (QI por sus siglas en ingles) para determinar si un detenido condenado a muerte debe ser ejecutado o no.
La precisión fue hecha por la Corte Suprema de Justicia estadounidense doce años después de que el máximo tribunal del país prohibiera la ejecución de prisioneros con deficiencias intelectuales.
Cinco de nueve magistrados de La Corte, luego de examinar los procedimientos utilizados por los Estados para evaluar la salud mental de los detenidos, consideraron que tanto los test de cociente intelectual como otros exámenes del mismo tipo tienen un margen de error.
La mayoría de los magistrados cuestionó la práctica del Estado de Florida –y de otros Estados- según la cual, cualquier detenido que tenga más de 70 punto -en un test de QI- no puede ser considerado como una persona con deficiencia intelectual.
Con esta posición, la Corte rechazó las alegaciones del procurador (fiscal) del Estado de la Florida, Allen Winsor, quien sostiene que no debía haber ninguna flexibilidad posible cuando un detenido, condenado a muerte, obtenía más de 70 puntos en los exámenes de cociente intelectual.
No son pocos los especialistas y profesionales de la salud que consideran que, incluso, personas que obtienen 75 puntos en un test de cociente intelectual podrían ser consideradas como afectadas por una deficiencia intelectual, debido al margen de error.
A esto se agrega que muchos expertos creen que la prueba de cociente intelectual no debería ser la única usada para determinar esa condición en una persona.
El procurador de la Florida insistió en que si se renuncia a ese “puntaje mínimo” podría duplicarse el número de prisioneros condenados a muerte que pretende tener problemas de deficiencia intelectual.
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