En Colombia, el Carnaval de Barranquilla, uno de los más famosos de América Latina después del de Río, se ha traducido en un baile inusual: el de los grupos ilegales desmovilizados junto a sus víctimas.
Con el objetivo de enviar un mensaje de reconciliación al país que experimenta un conflicto armado de casi medio siglo, esta «escuela» de danza, que incluye a una 40 personas, creó su propia coreografía durante el carnaval colombiano, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO hace diez años, y que se llevó a cabo durante varios días en la humedad de ese puerto en el Caribe.
«Estamos en un proceso , estamos buscando el perdón «, dijo Areceli Calvo, ex miembro de los grupos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC ) , milicias de extrema derecha fundadas en los años 80 y oficialmente disueltas desde 2006.
Estos grupos paramilitares son los culpables de numerosas masacres de civiles en nombre de la lucha contra las guerrillas comunistas, empezando por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que iniciaron desde hace 16 meses negociaciones de paz con las autoridades.
En Barranquilla, Areceli Calvo intercambió las armas por peines y arregla con cuidado las cabelleras de los bailarines entre los cuales se encuentran antiguas víctimas de la violencia armada.
«Esta es una manera de decir lo siento y pedir a la sociedad que nos acepte de nuevo», desliza.
Como un toque de ironía, el maquillaje que llevan los bailarines evoca el que utilizaban los combatientes de los grupos ilegales, refugiados en los bosques y montañas de Colombia. El espectáculo es insólito: las víctimas que bailan al ritmo de los tambores que tocan sus antiguos torturadores.
Los que han perdido a sus seres queridos asesinados por las balas de los grupos ilegales estaban deseosos de mostrar la misma determinación de sanar las heridas del conflicto, como Giovanny Romo, cuyo padre fue asesinado por los rebeldes de las FARC, organización fundada en 1964 y que todavía tiene unos 8.000 combatientes, según las autoridades.
«Les digo que todos somos víctimas, ustedes como desmovilizados y nosotros como víctimas de por vida. Somos un solo grupo” dice este último a los rebeldes.
¿Por qué esa actitud? «No quiero transmitir a mis hijos el dolor que llevaba todos estos años, no quiero que lo sientan hacia nadie «, respondió en medio de una nube de sombreros verdes, amarillos y rojos .
Después de elegir el exilio en España, este padre decidió regresar a Colombia y perdonar.
“Hay que hacer un esfuerzo, es cierto que es difícil, pero hay que hacerlo», dice, subrayando la importancia de las negociaciones de paz con las FARC. «Es muy importante que los colombianos apoyen este proceso. Si nosotros mismos llegamos a aprender lo que es el perdón, y bailamos juntos, entonces todo el mundo puede. »
Las conversaciones de paz que se llevan a cabo en Cuba desde hace año y medio tienen por objetivo poner fin al conflicto más antiguo de América Latina, que ha dejado a cientos de miles de muertos.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.