Los líderes de los países del G7, incluido el primer ministro canadiense, Stephen Harper , se reunirán hoy en La Haya para discutir al margen de la Cumbre de Seguridad Nuclear , sus reacciones a la anexión de Crimea por Rusia.
Esta sesión extraordinaria, programada para durar una hora se anunció el pasado martes, cuando Vladimir Putin iniciaba el proceso de ratificación de la anexión de Crimea aprobada el pasado domingo en un referéndum en el territorio por los electores predominantemente de habla rusa.
Rusia ha tomado desde entonces el control de las instalaciones militares en la península de Crimea, en la que la flota la bandera rusa desde el domingo.
Consecuencia de la caída del presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, el 22 de febrero, la crisis se ha convertido en un mes en el enfrentamiento más grave entre el Este y el Oeste desde el final de la Guerra Fría.
Los Estados Unidos y la Unión Europea han adoptado sanciones contra personalidades rusas o pro – rusos, entre ellas familiares del presidente ruso. Sin embargo, su impacto y su capacidad de influir en la política de Putin no se han demostrado hasta la fecha.
En La Haya, los países del G7 (Canadá, Alemania, Estados Unidos Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) deberán discutir maneras de aumentar la presión sobre Moscú. Y de su potencial costo.
«Esta será una oportunidad para nosotros de explicarnos lo que hacemos y lo que vamos a hacer y de coordinar nuestras acciones», dijo un alto funcionario de la UE.
«El G-8 está muerto»
Diplomáticos indican que la reunión extraordinaria del lunes no deberá conducir a tomar decisiones específicas.
El G7 deberá sin embargo enviar un mensaje de apoyo a las nuevas autoridades en el poder en Kiev en momentos en que el comandante supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa, el general Philip Breedlove, declaraba el domingo que el despliegue de un gran número de soldados rusos en las fronteras orientales de Ucrania preocupaba a los aliados.
Los líderes del G-7 discutirán también de la cumbre del G8, que teóricamente, debería celebrarse en junio en Sochi. Moscú suspendió los preparativos de esta reunión y Londres advirtió que Rusia podría ser excluida del «club» al que se incorporó en 1998.
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