En nuestra crónica dominical cerramos esta semana la serie de tres reportajes sobre los neuromitos, que como decíamos en nuestro primer reportaje son creencias relacionadas al conocimiento, al aprendizaje, a la mente, que se fundan sobre el conocimiento del cerebro y que se asemejan mucho a las leyendas urbanas.
Muchos de los neuro-mitos son leyendas pedagógicas, leyendas de la educación que circulan de boca en boca y la gente los cree de una forma bastante espontánea. Pero cuando se analizan nos damos cuenta que son infundados, completamente falsos o parcialmente verdaderos.
Hoy hablaremos de cómo prevenir estos neuromitos y lo primero que podemos decir a ese respecto es que hoy en día existe el “efecto neurociencia”, que es evocada de diferentes forma tales como la neuro-histoira, el neuro-mercadeo, la neuro-filosofía, la neuro-educación etc, etc. Una de las razones de esta moda, si podemos llamarla así, es que el hecho de unir nuestro conocimiento del cerebro a una práctica o a una idea, le da credibilidad a esa práctica o a esa idea, dice el filósofo Normand Baillargeon.
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