Durante la semana me dedico a recorrer los callejones, las avenidas virtuales, los sitios extraños en la red del Internet en busca de cine canadiense. Lo que encuentro llega a esta crónica de domingo. Dejo en claro que los videos no son responsabilidad de Radio Canadá Internacional. Los hallazgos suelen ser interesantes. En esta ocasión les presento una película corta que le dio un Oscar a la Oficina Nacional de Cine de Canadá. La película se llama Neighbours. Vecinos.
En el verano de 1951, en un lugar cercano al aeropuerto de Rockcliffe en Ottawa, un inmigrante escocés de 37 años, Norman McLaren comenzó a filmar con una cámara Kodachrome de 16 milímetros una película que con el tiempo se ha convertido en uno de los cortos más famosos del repertorio cinematográfico canadiense.
La filmación de esa película, Neighbours, Vecinos, se llevó a cabo con la ayuda de Wolf Koenig en la cámara, y los actores Grant Munro y Jean -Paul Ladouceur. La banda de sonido fue creada por el propio McLaren, quien la integró directamente en la película.
Norman McLaren (1914 -1987), de origen escocés, fue un animador canadiense y director de cine reconocido por su trabajo en la Oficina Nacional de Cine de Canadá (NFB). Es considerado un pionero en el cine de animación, la música visual, el cine abstracto, el pixelado y el sonido gráfico.
McLaren tuvo la idea de hacer esta película como una metáfora sobre la guerra tras un viaje a China con la UNESCO. Él simpatizó con el pueblo chino y le sorprendió descubrir a su regreso a Canadá que China era un país al que no se lo veía con buenos ojos. Eran, después de todo, un país comunista. La Guerra de Corea había presentado a los chinos como el enemigo de Canadá. Todo esto, a lo que se sumaba la Guerra Fría y la constante posibilidad de la aniquilación nuclear recíproca, llevó a McLaren a concebir y realizar esa película.
Su intención original era hacer una película experimental, de animación fotograma por fotograma, con actores reales. Para llevar a cabo este cometido McLaren había sido influenciado por el cine francés de la primera mitad del siglo XX, que utilizaba una técnica similar. La película entera fue improvisada y producida sin un guión de rodaje. Es decir que fue casi un acto de espontaneidad pura.
La mayoría de las distribuidoras de cine estadounidenses que vieron la película la rechazaron, señalando que era «demasiado horrible y de una pobre calidad técnica».
Esta película, que la propia gente de distribución de la Oficina Nacional de Cine de Canadá sentía que no tenía muchas posibilidades, dio la mayor sorpresa al ganar en 1952 un Oscar al Mejor Documental.
Neighbours. Vecinos, no es un documental, del mismo modo que el patito feo de la fábula tampoco era un pato, sino un cisne.
Esta película hace parte del repertorio de la Oficina Nacional de Cine de Canadá, ONF, que en este 2014 celebra 75 años de existencia.
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