Después de un largo proceso electoral y de la espectacular victoria de Narendra Modi, el nuevo Primer ministro, un viento de cambio comienza a soplar en India, la democracia más grande del mundo. Un viento de cambio que empieza con la derrota histórica del Partido del Congreso, liderado por la familia Gandhi, que ha gobernado el país durante 49 de sus 67 años de independencia.
Los dirigentes del Partido del Congreso, Sonia y Rahul Gandhi, propusieron ayer renunciar tras la contundente derrota electoral de su colectivo en las elecciones legislativas, pero la formación no lo aceptó. Militantes y diputados de la agrupación criticaron a los dos líderes, descendientes de la dinastía más famosa del país, pues consideran que hicieron una campaña floja y sin una dirección clara.
El Partido del Congreso consiguió el viernes pasado tan solo 44 de los 543 escaños de la cámara baja del Parlamento, es decir solo un cuarto de los que había conseguido en las elecciones de 2009. El Partido nacionalista Bharatiya Janata consiguió la mayoría absoluta.
Karine Bates, profesora en el Departamento de Antropología de la Universidad de Montreal y directora del Polo de investigación sobre India y Asia del Sur en el Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales de la Universidad de Montreal, Cerium, dice que el Partido del Congreso ponía el acento en un nacionalismo indio con una visión mucho más seglar e inclusiva, mientras que el Partido Bharatiya Janata, BJP, que ganó las elecciones es un partido nacionalista hindú.
Digamos que la emergencia o no de ese nacionalismo hindú será tributaria del rendimiento económico, porque si los negocios van bien y que India conserva un nivel de crecimiento económico como el que tenía antes de la desaceleración actual, quizá la dirigencia del BPJ no se sienta obligado a agitar la bandera nacionalista, lo cual no sería forzosamente el caso si la economía se estanca.
Pero con respecto a un nacionalismo más hindú, hay que decir que inmediatamente después de la victoria, el discurso del presidente del BJP y de Narendra Modi se orientó sobre todo a calmar ese ardor nacionalista. No hubo ninguna arrogancia a pesar de la aplastante victoria que tuvo el partido y el discurso hasta el momento se ha orientado hacia una India inclusiva.
Por el momento, según los analistas, el imperativo ahora de Modi es de superar los obstáculos a las políticas que fomentan el crecimiento económico utilizando métodos democráticos y a ese respecto, la fuerza cada vez mayor de una clase media en aumento en India, es una aliada potente para la aplicación de las reformas económicas necesarias a la estabilidad política del país.
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