Apicultores de la provincia de Ontario llenaron un ataúd con miles de abejas muertas ante manifestantes en protesta por los alimentos modificados genéticamente del gigante agroalimenticio Monsanto.
La tercera Marcha contra Monsanto unió a los habitantes de la ciudad de Toronto que expresaron sus preocupaciones acerca de las semillas modificadas genéticamente y llamando a un boicot permanente de los agroquímicos dañinos.
Las semillas genéticamente modificadas están diseñadas para resistir a insectos y herbicidas, agregar beneficios nutricionales o mejorar los cultivos y aumentar el suministro mundial de alimentos.
Las abejas muertas fueron recogidas de las granjas donde murieron durante el invierno. Sus muertes se han relacionado con el uso de pesticidas agrícolas neonicotinoides que cubren la mayor parte de las semillas de maíz y soja.
La marcha, titulada «Réquiem por las abejas,» contaba con portadores del féretro en trajes de apicultores marchando por las zonas del centro, así como ponentes expertos, un festival libre de transgénicos y un mercado de agricultores en el parque Christie Pits. Los apicultores pidieron que Montsanto y sus subsidiarias y empresas aliadas detengan la producción de OMG y de los neonicotinoides.
La Marcha de Toronto fue parte de un movimiento mundial de manifestaciones en más de 400 ciudades y 52 países de todo el mundo.

Los canadienses en varias ciudades del país salieron a las calles para mostrar su preocupación por los alimentos genéticamente modificados. Ellos apuntaron al gigante agrícola mundial Monsanto. Y en la ciudad Toronto, los manifestantes llevaron una mascota especial para destacar su mensaje.
Karen McKenna vierte miles de abejas muertas en un ataúd como parte de una protesta convocada bajo el nombre de Réquiem por las abejas.
Mi objetivo principal con este teatro callejero era generar una discusión sobre la prohibición de pesticidas neonicotinoides en Canadá.
McKenna dice que hay un millón de abejas muertas en el ataúd, muchas provienen de sus propias colmenas.

Abrí los colmenares y todas las abejas estaban muertas. Es muy preocupante perder todo su abejas.
Los portadores del féretro vestidos con trajes de apicultores y brazaletes de luto llevaron el féretro por las calles de Toronto como parte de una protesta más grande llamada la Marcha contra Monsanto.
Ellos lo hicieron con la esperanza de aumentar la conciencia sobre los temas de salud y seguridad que rodean los alimentos modificados genéticamente y los químicos pesticidas.

Tony McQuail posee una granja orgánica cerca de Lucknow, en la provincia de Ontario.
Él está preocupado por la transferencia de genes entre diferentes especies, algo que no ocurriría en la naturaleza y por los muchos productos químicos con los que se rocían los cultivos.

Durante diez mil años los agricultores fueron socios con la naturaleza. En los últimos 50 y 70 años le hemos declarado la guerra a la naturaleza con fungicidas, herbicidas e insecticidas.
El organismo federal Salud Canadá dice que evalúa la seguridad de todos los alimentos genéticamente modificados que salen a la venta en Canadá.
Y compañías como Monsanto están obligadas a presentar los datos científicos detallados para su revisión y aprobación por parte de Salud Canada, antes de que dichos alimentos salgan al mercado.
Pero desde Halifax a Vancouver los manifestantes salieron a las calles exigiendo que se haga más.
Lili Dion es una de las organizadoras de la Marcha contra Monsanto en Vancouver.
Nuestro objetivo central es animar a la gente a educarse sobre los alimentos modificados genéticamente y los agroquímicos nocivos con los que se rocían todos los alimentos que no se cultivan ecológicamente.
Monica Wilson dice que lo mínimo sería que el gobierno federal exija el etiquetado de alimentos de manera más rigurosa.
No estoy preocupada por mí misma! Tengo 80 años!!! . Estoy preocupada por mis hijos, mis nietos y mis dos bisnietos.
Para muchos de los ciudadanos que salieron a las calles en Canadá, no se trató de ser pro o anti alimentos modificados genéticamente.
Fue un tema de educación para que los consumidores puedan tomar una decisión informada sobre lo que le ponen a sus cuerpos.

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