En nuestra crónica dominical continuamos esta semana con nuestra serie de 3 reportajes sobre la evaluación de la investigación científica y sobre todo sobre la deriva de la evaluación de la ciencia. La semana pasada hablamos de los orígenes de la evaluación científica y vimos que tanto Isaac Newton como Albert Einstein probaron de ese remedio y no estuvieron muy satisfechos.
En este segundo reportaje hablaremos de cómo se formalizó esta evaluación de la investigación científica en la década de los 60 y 70, porque hay más artículos científicos que se publican.
Durante la Segunda Guerra mundial emerge el crecimiento exponencial de todas las ciencias entre 1940 y 1975. Y durante ese período el viejo sistema de la ciencia que se encontraba en una escala limitada y artesanal, que permitía a los investigadores conocerse más o menos entre ellos, razón por la cual la evaluación era más o menos informal y se hacía sobre todo en función de la credibilidad y los conocimientos que se tenían del científico, dice Yves Gingras, profesor en la Universidad de Quebec en Montreal y especialista de la historia y la sociología de las ciencias
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