La tecnología digital está ganando terreno poco a poco en todos los campos de actividad. Sin embargo algunas personas, mayores y jóvenes, se niegan a tomar totalmente ese giro.
EscucheEl agricultor de Manitoba Gilles Sabourin, que ha pasado su vida en la granja de la familia, dice que si no hubiera pasado la antorcha a su hijo Gilbert, habría tenido problemas para adaptarse a las nuevas herramientas de trabajo. «Ha cambiado mucho en cinco años, dice. Ya no soy capaz de “manejar” una máquina, es Gilbert, mi hijo, quien lo hace. »
Aprender a usar un teléfono celular es una cosa, pero saber cómo utilizar una sembradora electrónica es otra. «Tal vez podría aprender, pero yo no quiero», admite el Sr. Sabourin.
«Cuanto menos sepa, mejor es, a veces. Pero si yo hiciera un esfuerzo duro podía aprender. Pero eso se lo dejo a los jóvenes. » – Gilles Sabourin
Por su parte, el doctor Philippe Lagacé-Wiens se niega a comprar un teléfono móvil. Aún lejos de la edad de jubilación, todavía depende de un localizador.
«Es un juicio un poco moral», admite, en particular sobre los propietarios de teléfonos inteligentes. «Yo no sé si los ha visto, pero estás en un café, hay cuatro o cinco personas, pero no hay una que hable con otra. »
Cuando no hay otra opción
No todo el mundo tiene el lujo de rechazar las nuevas tecnologías. Para muchas industrias, «la alternativa es la adopción de la tecnología o cerrar el negocio», dice el profesor de sociología Ken Fish, de la Universidad de Winnipeg. «La adopción de cualquier tecnología en una industria ejerce una presión competitiva sobre el resto de actores de la industria para adoptar la misma tecnología con el fin de seguir siendo competitivos», dice Fish.
El profesor advierte contra las generalizaciones. Él recuerda que históricamente las generaciones mayores eran resistentes a los cambios tecnológicos. Añade, sin embargo, que algunos refractarios tienen la impresión de que estos cambios les roban un poder.
«A través de las generaciones, hay menos necesidad de adquirir conocimientos, nota el universitario. Un saber que tuvimos que aprender e integrar ya está programado en una computadora «, que, por otra parte,» es producido por una gran empresa con sus propios intereses. »
Aprendizaje constante
La periodista de radio Suzanne Kennelly tuvo que aprender a utilizar muchos de los nuevos programas durante sus 30 años en las ondas de Radio-Canada. «Creo que con el tiempo, la capacidad de adaptación es menos elástica», dice ella.
«Se vuelve cada vez más un esfuerzo, puede ser también una fuente de preocupación, estar en constante adaptación a las nuevas tecnologías. – Suzanne Kennelly
Ahora, ya retirada, es un alivio para ella no tener que preocuparse de estar al tanto de los últimos dispositivos. Sin embargo no abandonará su teléfono inteligente. «Mis hijos se comunican de esa manera, así que si me separo de esta tecnología, de alguna manera me separo de mis hijos. »
«En la sociedad actual, si la tecnología es rechazada, una persona puede ser excluida de una serie de relaciones sociales», agrega el profesor de Sociología de la Universidad de Winnipeg, Ken Fish.
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