El ataque de este domingo por la noche contra el aeropuerto internacional Jinnah de Karachi, Pakistán, fue reivindicado por el Movimiento de Talibanes de Pakistán, que desde 2007 declaró la guerra al gobierno de Islamabad.
Los combates duraron 12 horas. El ejército pretendió primero que el ataque había sido neutralizado al cabo de 6 horas, pero nuevos tiroteos provenientes del aeropuerto demostraron lo contrario. Los combates se reanudaron hasta que finalmente el ejército tomó el control de la situación este lunes por la mañana, hora local.
En total, el ataque dejó un saldo de 28 muertos, entre los que se encuentran 10 asaltantes y numerosos empleados del aeropuerto, según el último balance de las autoridades.
Al término de la operación, las autoridades afirman haber confiscado municiones, cohetes y lanza roquetas del grupo armado.
Los asaltantes pertenecen a la etnia uzbeka, dicen las autoridades, que acusan regularmente a extranjeros de combatir al lado de los talibanes pakistaníes.
Ningún avión habría sufrido daños. Todos los vuelos hacia Karachi fueron desviados hacia otras ciudades y deberían reanudarse esta tarde.
Pakistán hace frente a una insurrección islamista desde hace más de una década, que ha deja ya más miles de muertos.
El atentado de Karachi, uno de los más temerarios de la historia reciente del país, se llevó a cabo después del fracaso de los diálogos de paz entre el gobierno del primer ministro Nawaz Sharif y los talibanes.
“Es un mensaje enviado al gobierno pakistaní para decirle que todavía somos capaces de reaccionar ante la muerte de civiles inocentes en los bombardeos de sus pueblos”. Shahidullah Sahid, portavoz de los talibanes.
Karachi, incontrolable monstruo urbano de 28 millones de habitantes, es la ciudad más grande de Pakistán y el aeropuerto internacional Jinnah (KHI) es el más importante del país.
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