El edificio de Radio Canadá / CBC en Montreal
Photo Credit: PC/Paul Chiasson

“La radio pública canadiense es un servicio, no un negocio”

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El anuncio hecho la semana pasada por Hubert Lacroix, el director de la radio pública Radio-Canada, Canadian Broadcasting Corporation, CBC, de nuevos recortes presupuestarios y la abolición de unos 1.500 puestos de trabajo, ha causado una serie de reacciones en la prensa canadiense.

El periódico de circulación nacional The Globe and Mail publicó un artículo de opinión de Wade Rowland, quien es profesor en el Departamento de Estudios de Comunicación en la Universidad de York, en Toronto.

Rowland es también el autor del libro Saving the CBC: Balancing Profit and Public Interest, Cómo salvar la radio pública canadiense: el equilibrio entre el lucro y el interés público.

Según Rowland, la radio pública canadiense es un servicio, no un negocio.

El plan estratégico de la radio y televisión pública canadiense de reorientar las prioridades de difusión hacia los servicios digitales y externalizar prácticamente toda la producción excepto los noticiarios y programas sobre la actualidad es, en general, una estrategia sensata. Esto desde un punto de vista puramente empresarial.

Se ahorra dinero al reducir los costos de producción y distribución. Deshaciéndose de más puestos de trabajo mejorará aún más situación financiera hasta el año 2020, De acuerdo al plan anunciado el miércoles por los administradores de la Radio Pública, hasta 1.500 puestos de trabajo serán eliminados, según el plan anunciado el pasado miércoles.

Sin embargo, la cosa es que el radiodifusor público no es un negocio en el sentido convencional. La radio y la televisión pública existen no para ganar dinero ni para satisfacer los objetivos financieros, sino para satisfacer una necesidad pública, una que no está siendo satisfecha por los medios de comunicación privados.

La radio pública CBC, Radio-Canada es un bien público, al igual que el sistema escolar o el servicio de salud público, al igual que nuestras universidades y colegios, o nuestros museos públicos y galerías.

En un mundo de patrocinio comercial de los medios de comunicación, tanto en la difusión tradicional como en línea, el propósito de la CBC es servir a sus audiencias en su calidad de ciudadanos y no como simples consumidores.

Su propósito es la creación de noticias, información y entretenimiento que sea juzgada por su integridad creativa, intelectual y artística, en lugar de su habilidad de atraer a grandes audiencias que a su turno puedan ser vendidas a los anunciantes.

Lo que la administración de CBC ha presentado no es una estrategia de difusión pública, sino un plan de negocios que lo que hace es distanciar aún más a la corporación de su mandato de ser un servicio público.

Por ejemplo, la mayoría de las personas que estudian los medios de comunicación digitales reconocen que uno de sus efectos es el de atomizar a la audiencia. Mientras que la radiodifusión tradicional crea una especie de congregación, una comunidad de intereses, la naturaleza fragmentada y especializada de los contenidos en Internet tiende a alentar a las personas a concentrarse en sus propios intereses establecidos. Sin duda que hay un lugar para esto, pero va en contra de la misión de la radiodifusión pública de servir a la construcción de la comunidad.

Otro ejemplo: En ninguna parte del discurso de los administradores de la radio pública, ni en la documentación que la acompaña, se planteó la cuestión sobre si la cadena pública debería presentar anuncios publicitarios.

Los mejores servicios de radiodifusión pública en el mundo no presentan anuncios publicitarios. La presencia de estos anuncios comerciales significa la participación del medio público en el juego de los ratings, o de la popularidad de la programación.

Esto a su vez empuja la programación hacia el mínimo común denominador tanto en gustos como en intereses. Es por esto que los servicios de televisión por suscripción sin comerciales como HBO y Netflix, como verdaderos organismos públicos de radiodifusión, tienden a producir programación de calidad superior.

Una de las razones por las cuales la radio pública canadiense CBC está ansiosa por acelerar su transición a los servicios digitales es porque es hacía allí donde los ingresos publicitarios están migrando. Y CBC espera sacar provecho de la bonanza. Sin embargo, la dependencia de los ingresos por publicidad en los servicios digitales es corrosiva para los valores y objetivos de la radio y televisión pública.

Si algo muestran los más de 70 años de la experiencia de la radio pública canadiense, Radio-Canada / CBC, es que la cadena pública no puede servir a dos amos. Debería dejar el patrocinio comercial a los medios de comunicación privados, que existen para servir a los anunciantes, y debe centrarse exclusivamente en su mandato de servicio público.

¿Puede la radio pública canadiense sobrevivir sin los ingresos por publicidad? Esto es como preguntar si el sistema de escuelas públicas puede sobrevivir sin el patrocinio empresarial. Por supuesto que puede, siempre y cuando sea considerada como una prioridad pública, como debe serlo.

En la actualidad, CBC recibe una asignación parlamentaria anual de alrededor de 1,34 mil millones. Esto coloca a Canadá en el antepenúltimo lugar entre los países de la OCDE que apoyan a sus organismos públicos de radiodifusión.

Un subsidio de unos 3 mil millones de dólares colocaría a Canadá en el promedio de financiamiento de la radio pública. Ese nivel de financiación haría posible que CBC pueda producir programas de televisión con la calidad de los más altos estándares internacionales. También permitiría el financiamiento de un servicio de radio excepcional, proveyendo al mismo tiempo servicios digitales que reflejen el mercado en lugar de los balances internos.

Un impuesto dedicado del 5 al 7 por ciento a aquellas empresas que la CRTC llama empresas de distribución de radiodifusión, que son los gigantes como Bell, Rogers, Shaw, Quebecor, integradas verticalmente y que son enormemente rentables, podría elevar el financiamiento de la CBC a un nivel que le permita cumplir adecuadamente con su trabajo de proporcionar una alternativa a los medios comerciales.

Ese financiamiento podría colocar a Radio-Canada/CBC de nuevo en el camino de ser un auténtico servicio público de radio y televisión, sin compromisos con ningún interés personal, comercial o político. Esto lo que Canadá necesita y merece como cultura y como comunidad, y más que nunca en esta época de rápida evolución digital, dice finalmente el artículo de prensa escrito por Wade Rowland, profesor en el Departamento de Estudios de Comunicación en la Universidad de York, en Toronto.

Categorías: Artes y espectáculos, Política
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