El MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) anunció el desarrollo de un anticonceptivo integrado en un chip computarizado que puede ser manejado a control remoto. El procedimiento y su funcionamiento es relativamente simple: el chip se implanta de forma subcutánea en el cuerpo de la mujer y va liberando todos los días, durante aproximadamente 16 años, una dosis muy pequeña de una hormona llamada levonorgestrel.
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El pequeño aparato en cuestión mide 20 por 20 milímetros con un espesor de 7 milímetros, y tiene insertado en su interior un microchip de un centímetro y medio con diminutas reservas de la hormona. El dispositivo emite una pequeña descarga eléctrica que derrite un sello ultra delgado que provoca la liberación de la dosis diaria de 30 microgramos en el cuerpo de la portadora. Lo interesante de este nuevo módulo es que puede ser detenido en cualquier momento utilizando un control remoto específicamente diseñado para ese fin.
La fundación Bill & Melinda Gates, que en el pasado se habían mostrado interesados en proyectos para crear anticonceptivos bajo su plan de Planificación Familiar para la salud pública, están destinando más de 4,6 millones de dólares en el desarrollo de este novedoso diseño. Si el innovador invento pasa las pruebas de eficacia y seguridad puede ser la revolución de los tratamientos anticonceptivos. Al contrario de los métodos actuales, las mujeres podrían utilizar entre tres y cuatro chips a lo largo de su vida sin la necesidad de visitar continuamente al médico o la farmacia.
La revista de divulgación científica “MIT Technology Review” informa que las pruebas preclínicas se llevarán a cabo en Estados Unidos a partir del año 2015 y que si todo sale como previsto, la empresa a cargo del proyecto planea tener el dispositivo en el mercado en el 2018.
En realidad este no es el primer intento de un anticonceptivo implantado en el cuerpo, pero si es muy diferente pues no requiere de visitas periódicas al médico y es el único que podría durar 16 años sin ningún tipo de mantenimiento y ser desactivado directamente por la paciente. Robert Farra, investigador del MIT aseguró que “la posibilidad de apagar y prender el dispositivo otorga ciertas ventajas a aquellos que están planificando una familia”.
Según el equipo de científicos que trabaja en el proyecto, el próximo desafío es lograr que su creación sea tan segura que no pueda ser activado o desactivado por otra persona sin el conocimiento de la mujer portadora del chip.
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Simon Karger, jefe de intervenciones quirúrgicas de “Cambridge Consultants” se mostró cauteloso y explicó que la tecnología de los implantes enfrenta un campo muy amplio de desafíos y riesgos, y agregó que, a nivel general, “el valor para el paciente de este tipo de dispositivos puede ser enorme”.
La noticia sobre este nuevo dispositivo se conoce justo cuando numerosos gobiernos y organizaciones a nivel mundial acordaron la necesidad de llevar métodos anticonceptivos a unas 120 millones de mujeres de aquí al año 2020. Según el ingeniero biomédico Gavin Corley, “este tipo de tecnología podría ser utilizada en lugares donde el acceso a los anticonceptivos tradicionales es muy limitado” y de esa manera, cumplir una función humanitaria.
A pesar que esta innovación parece ser un mecanismo perfecto para controlar la natalidad y evitar embarazos no deseados, no es funcional para prevenir enfermedades de transmisión sexual, que es otro gran flagelo en los tiempos que corren. Es por eso que la fundación que encabeza el ex propietario de Microsoft, Bill Gates, sigue inyectando fondos para la investigación y desarrollo para lograr encontrar la forma de evitar el contagio de enfermedades como el SIDA.
Fuente: BBC, Agencias
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