Naciones Unidas condenó este lunes los crímenes «generalizados y abominables» que cometen las fuerzas de Estado Islámico en Irak, entre ellas el asesinato en masa de prisioneros, actos que podrían ser considerados como crímenes de guerra.
Navi Pillay, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, condenó las «violaciones de derechos humanos graves y espantosas» cometidas por el Estado Islámico, un grupo islamita sunita que ha tomado el control de grandes áreas de Irak y Siria, causando alarma en Bagdad y entre el grupo de países occidentales que apoya a Irak.
Unos 670 prisioneros de la cárcel de Badush, en la ciudad de Mosul, fueron ejecutados por combatientes del Estado Islámico el pasado 10 de junio, informó Pillay en un comunicado que cita a sobrevivientes y testigos de la masacre, quienes relataron los sucesos a los investigadores de derechos humanos de la ONU.
«Tales matanzas de civiles a sangre fría, sistemáticas e intencionadas después de identificarlos por su filiación religiosa, puede resultar en crímenes de guerra y contra la humanidad», dijo Pillay en un comunicado emitido en Ginebra.
El grupo islamita transportó entre 1.000 y 1.500 prisioneros de la cárcel en camiones para registrarlos, dijo Pillay. Los presos sunitas fueron separados y apartados.
«Hombres armados de Estado Islámico insultaron al resto de los presos, los pusieron en cuatro filas, les ordenaron que se pongan de rodillas y luego abrieron fuego contra ellos», señaló Pillay.
Los combatientes del grupo islamita realizaron avances en zona kurda, en el norte de Irak, en las últimas semanas, tomando ciudades, campos petroleros y la mayor represa del país.
Con el apoyo de bombardeos aéreos estadounidenses, las fuerzas kurdas retomaron posteriormente el control de la represa de Mosul.
Un video difundido por el Estado Islámico la semana pasada mostró la macabra decapitación del periodista estadounidense James Foley, causando una ola de indignación entre los países occidentales y llamados en favor de una respuesta más vigorosa contra los yihadistas, entre ellas combatirlos también en Siria, además de Irak.
Algunos expertos han sugerido que atacar a los islamistas en Siria hace necesario algún tipo de acuerdo con el régimen del presidente Bashar al-Assad, quien encabeza un gobierno considerado como un paria en el escenario internacional desde un levantamiento en su contra que comenzó hace tres años y que sumió al país en una cruenta guerra civil.
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