Mientras continúa su visita en Escocia para apoyar la campaña del NO, el primer ministro británico David Cameron, previno que una victoria del SÍ en el referendo de la semana próxima será “un salto hacia lo desconocido” irreversible para los escoceses.
David Cameron llegó a Edimburgo temprano en la mañana para apoyar a los partidarios del NO, que siguen perdiendo terreno en los últimos días en las intenciones de voto en favor de los partidarios del SÍ. Los jefes de la oposición Ed Miliband y Nick Clegg también se encuentran en Escocia por la misma razón.
“Me rompería el corazón ver esta familia de naciones desgarrada”, declaró en Edimburgo el primer ministro Cameron, antes de advertir a los electores escoceses contra la tentación de un “voto castigo” contra las políticas de su gobierno, altamente impopular en Escocia.
Pocas horas antes de su llegada a Escocia, el jefe del gobierno británico publicó un texto dirigido a los escoceses en el diario inglés Daily Mail en el que califica el voto en favor de la secesión de “salto hacia lo desconocido”. En su texto, David Cameron previene igualmente que en el caso de separación del Reino Unido, no hay regreso posible.
Hay que decir que lo que está en juego es muy importante sobre todo para los británicos, que realizan a ocho días del referendo, que una secesión de Escocia es posible, incluso probable, si la opción del SÍ sigue liderando los sondeos.
La entrada en escena de los jefes políticos británicos en Escocia, no parece inquietar más de lo necesario al jefe de los soberanistas, Alex Salmond.
Según él, ningún político conservador ha sido jamás tan impopular entre los escoceses que David Cameron y que ningún líder laborista ha suscitado jamás tanta desconfianza como Ed Miliband. Para Alex Salmond, esta visita de última hora será contra productiva para los partidarios del NO.
Los sondeos de opinión muestran un fuerte apoyo a la causa soberanista en las últimas semanas, provocando estupor en los medios financieros y sudores fríos a los banqueros y corredores de seguros, cuya mayor parte de la clientela es británica.
Mientras tanto, en el Palacio de Buckingham en Londres, la reina Elizabeth II hizo saber que no participará en el debate sobre la independencia de Escocia.
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