El descubrimiento esta semana de un barco de la Expedición Franklin en aguas del Lejano Norte, en Nunavut, muestra cómo han cambiado las condiciones en el Ártico desde que llegaron en 1845. John Franklin y otros exploradores de la época eran incapaces de pasar a través del Paso del Noroeste debido al hielo impenetrable. Ahora, los cruceros están ofreciendo viajes de lujo por la zona.

En el momento de la expedición de Franklin, el Ártico era un lugar más formidable de lo que es hoy. La Revolución Industrial, y el consumo de combustibles fósiles que llegaron con ella, acababan de empezar, por lo que la atmósfera de la Tierra aún no había respondido con su ascenso de temperaturas aceleradas y el cambio climático. El hielo estaba más extendido y más grueso en el Ártico que en la actualidad.
La tripulación de Franklin sufrió dos años de espera a través de inviernos largos y duros, debido a que sus barcos estaban atrapados en el hielo, una espera que costó la vida a Franklin y que llevó a la tripulación a moverse por su cuenta, después de que los barcos mismos fueron sepultados por ese hielo.

Incluso las expediciones posteriores que lograron pasar a través del Paso del Noroeste – en primer lugar, el noruego Roald Amundsen en 1903, y más tarde el buque canadiense RCMP St. Roche en 1940 – solo lograban hacerlo una vez al año, debido al hielo tan espeso y difícil de quebrarlo.
Desde entonces, el cambio climático ha eliminado aproximadamente la mitad de la capa de hielo polar, tanto en superficie como en grosor, por lo que es mucho más fácil ahora para buques de crucero atravesar las aguas del norte, así como pasar el tiempo en busca de restos de naufragios. Esto no quiere decir que no hay hielo; de hecho, se movía tanto el hielo que forzó al equipo de búsqueda ir más al sur de su área de búsqueda original, lo que casualmente les llevó al descubrimiento de uno de los barco de Franklin.
Paseando en barco a través de estas aguas abiertas hoy, es difícil imaginar las condiciones que enfrentaron los hombres que lucharon con el intenso frío, los vientos fuertes, la enfermedad y la angustia mental, todo ello en un intento de encontrar un acceso directo desde el Atlántico hasta el Pacífico.

Ese acceso directo se está abriendo más y más a medida que continúa declinando el hielo. Los científicos del clima predicen que los veranos en el Ártico estarán libres de hielo dentro de unas décadas, por lo que el Paso del Noroeste será un corredor comercial que traerá beneficios a la industria, a los inuit y al gobierno federal.
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