El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, decidió reconocer el trabajo que lleva adelante una red colombiana de defensa de los derechos de las mujeres, otorgándole la más alta distinción sobre refugiados en el mundo, el Premio Nansen 2014.
El grupo premiado se llama “Red Mariposas de Alas Nuevas Construyendo Futuro”, que se dedica a ayudar a las supervivientes del desplazamiento forzado y los abusos sexuales.
El Premio Nansen fue establecido en 1954 para reconocer el trabajo humanitario en favor de personas refugiadas, desplazadas internas y apátridas. El premio incluye una medalla conmemorativa y 100.000 dólares. En consulta con ACNUR, la entidad ganadora utiliza el premio para financiar un proyecto que complemente su trabajo con personas desplazadas.
En 1986 ACNUR otorgó el Premio Nansen al conjunto de la población canadiense, por su apoyo y protección brindada a los refugiados.
Red Mariposas recibirá la medalla del Premio Nansen para los Refugiados en una ceremonia que se llevará a cabo en Ginebra, Suiza, el 29 de septiembre. En esa ocasión, el grupo estará representado por tres mujeres: Gloria Amparo, Maritza Asprilla Cruz y Mery Medina.
En conversación desde la ciudad de Buenaventura, en la costa del Pacífico de Colombia, Gloria Amparo explicó que la Red Mariposas está conformado por voluntarias que hasta la fecha han ayudado a más de 1.000 mujeres y sus familias.
Colombia ocupa el segundo lugar en el mundo, sólo por detrás de Siria, en número de desplazados internos. En ningún otro lugar del país como en Buenaventura se sienten las consecuencias de cinco décadas de conflicto.
Esta ciudad portuaria industrial tiene uno de los mayores índices de violencia y desplazamiento debido a las acciones de grupos armados ilegales. A menudo son las mujeres las víctimas del abuso y la violencia.
Mediante comunicado, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, António Guterres declaró que las mujeres que conforman la Red Mariposas de Alas Nuevas realizan un trabajo extraordinario en un contexto extremadamente difícil ya que cada día ellas tratan de curar las heridas de las mujeres y niños de Buenaventura y, para ello, ponen en riesgo sus propias vidas. “Su valentía va más allá de las palabras”, señaló Guterres.
Según la ACNUR, con recursos extremadamente limitados, ellas desempeñan su labor a pie, en autobús o en bicicleta. Tomando las máximas precauciones posibles, recorren los barrios más peligrosos para ayudar a las mujeres a acceder a atención médica y denunciar los delitos. Este trabajo dentro de las propias comunidades es el que les permite llegar a las mujeres más vulnerables, pero al mismo tiempo también entraña peligro y amenazas de los grupos armados ilegales.
El anuncio coincide con la publicación de un informe especial: “Buenaventura, Colombia: Realidades Brutales”, publicado por el Consejo Noruego para Refugiados y que muestra que la violencia sexual es una práctica sistemática y generalizada en el conflicto armado colombiano.
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