Nueve meses después de la muerte del padrino de la mafia de Montreal Vito Rizzuto, y después de una guerra intestina que duró más de 5 años y que dejó varias decenas de muertos y heridos, los nuevos jefes de la mafia de Montreal quieren regresar al anonimato y ordenaron incluso, enterrar los viejos rencores.
Desde la muerte el 23 de diciembre pasado de Vitto Rizuto, de una neumonía, al parecer provocada por un cáncer de pulmón, nadie lleva el título de Padrino de la mafia en Montreal. Más no obstante, según las fuentes de Daniel Renaud, periodista de La Presse de Montreal, se identificó al número 2 del clan siciliano, Rocco Sollecito, condenado después de la operación policial contra la mafia con el nombre de código Coliseo en 2006 y liberado desde entonces, como un consejero que está en favor de una nueva “mesa de dirección”.
Dicha mesa estaría compuesta por miembros de la tercera generación de las familias que dirigen la mafia desde hace más de 30 años, de aliados de la familia Rizzuto, de “estrellas emergentes”, de socios capitalistas y de jefes de clan, incluyendo la antigua célula de Giuseppe De Vito, gran enemigo del clan siciliano, muerto envenenado el año pasado con cianuro en la cárcel federal Danacona, cerca de la ciudad de Quebec.
No hay que olvidar que durante la Operación Coliseo en 2006 hubo individuos de la mafia italiana que fueron condenados a penas largas y siguen encarcelados todavía, pero van a salir un día. Son gente muy influyente dentro de la mafia italiana a quienes los dirigentes actuales van tener que hacerles un lugar. Si no, se podría armar un lío. Pero al mismo tiempo, muchos de esos detenidos son criminales de alto rango, muy inteligentes que no quieren despertar el interés de la policía.
Por esta razón, el periodista de La Presse de Montreal Daniel Renaud piensa que la alianza actual debería durar cierto tiempo, sobre todo debido a que los dirigentes actuales cuentan con gente sobre el terreno que son fuertes, temibles, peligrosos, que imponen el respeto, y en consecuencia los grupos más pequeños no están interesados en romper la alianza por temor a las represalias.
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