Una enfermera española contrajo el virus del Ébola, en los últimos días, convirtiéndose en la primera contaminación conocida fuera del continente africano.
La información fue confirmada por el ministerio español de Salud y la directora general de Salud Pública del país ibérico, Mercedes Vinuesa: “Es una profesional de la salud que curó a los últimos enfermos que fueron repatriados y que habían sido admitidos en el Hospital Carlos III”.
Unas 30 personas del personal médico –que estuvieron en contacto con los sacerdotes españoles contaminados por la enfermedad- están bajo observación por las autoridades de salud para asegurarse de que no fueron afectados por el virus.
El padre García Viejo, quien murió el 25 de septiembre en el Hospital Carlos III de Madrid, había sido repatriado tres días antes proveniente de Sierra Leona, uno de los países del oeste de África que han sido afectados fuertemente por la epidemia de fiebre hemorrágica.
Otro misionero español, el padre Miguel Pajares, de 75 años, también perdió la vida cuando se encontraba en un hospital de Madrid el pasado mes de agosto. Había sido contagiado en Liberia donde cumplía una misión para una ONG.
Según las autoridades sanitarias españolas, la enfermera infectada se encuentra internada en el Hospital de Alcorcón y su salud es estable. La profesional de la salud se encontraba de descanso cuando, el pasado 30 de septiembre, comenzó a sentir los síntomas de la enfermedad.
Tratamiento experimental
De otro lado, en Estados Unidos se informó que el liberiano hospitalizado en Texas –también afectado por el Ébola- recibió un tratamiento experimental y su estado sigue siendo “muy grave pero sin cambios”.
La empresa farmacéutica estadounidense Chimerix anunció, hoy, que la Food and Drug Administration, de Estados Unidos, autorizó la utilización de su medicamento antiviral experimental.
El brincidofovir fue concebido para luchar contra otros virus pero los ensayos de laboratorio han permitido –según la compañía- establecer que podría ser eficaz contra el Ébola.
Hasta ahora, las autoridades estadounidenses no han previsto prohibir el ingreso al país de los pasajeros provenientes de los países del Oeste africano afectados por el virus. Sin embargo, se prevé que se refuercen los controles de ingreso en los aeropuertos.
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