Reynaldo Bignone, el último presidente de la dictadura militar que gobernó con mano de hierro la Argentina entre 1976 y 1983 recibió otra condena de cárcel ayer, esta vez por el secuestro y tortura de 33 trabajadores de una fábrica de cerámica y un astillero, en lo que se conoce en Argentina como el Juicio de los Obreros.
El Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, provincia de Buenos Aires, después de tres meses de audiencias, juzgó a nueve integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad por los secuestros y desapariciones de 33 trabajadores de la zona norte de Buenos Aires.
De los nueve acusados, el Tribunal condenó a seis. Hubo penas de cadena perpetua para el general Santiago Omar Riveros, jefe de Institutos Militares de Campo de Mayo, de 23 años de cárcel para Reynaldo Bignone y de 9 a 17 años para el resto de los acusados.

El juicio se hacía por el secuestro, tortura, desaparición y homicidio, en algunos casos, de los trabajadores de las fábricas de cerámica Lozadur y Cattáneo y los astilleros de Mestrina y Astarsa. La mayor parte de las víctimas eran delegados.
En el debate se juzgó a integrantes de las fuerzas de seguridad y militares, pero no a los civiles. La fiscalía y los demandantes pidieron en los alegatos que el tribunal ordene impulsar investigaciones sobre propietarios, directivos, gerentes y todas las personas mencionadas en los testimonios.
El general Reynaldo Bignone, de 86 años de edad, ya está cumpliendo otras condenas combinadas a una de cadena perpetua por más de dos docenas de casos de crímenes de lesa humanidad.
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