El responsable del tiroteo de ayer en el Parlamento de Ottawa fue identificado como Michael Zehaf-Bibeau de 32 años de edad. Nativo de Montreal, salió de Quebec hace algunos años para ir a vivir en el oeste canadiense.
Frecuentaba un refugio para los indigentes en Ottawa desde hace por lo menos dos semanas. Las personas que lo conocieron dicen que siempre utilizaba como bufanda una kuffiya blanca y negra, que es una especie de pañoleta árabe, parecía radicalizado y pedía a la gente de rezar porque el fin del mundo estaba por llegar.
Conocido por la policía y considerado como un viajero de alto riesgo por los servicios secretos de Canadá, el gobierno le había retirado su pasaporte. Pero todavía no se ha encontrado ningún vínculo entre él y grupos terroristas extranjeros y si se radicalizó, no dejó ninguna huella en Internet. Es más bien porque se le consideraba como violento y debido a su pasado criminal que las autoridades le retiraron su pasaporte.
Michael Zehaf-Bibeau fue condenado varias veces en Quebec en el transcurso del año 2000 por acusaciones relacionadas a posesión de marihuana. También fue acusado de robo en Vancouver a finales del 2011 y acusado de haber proferido amenazas a finales de 2012.
Su madre, Susan Bibeau es funcionaria del gobierno federal y tiene un cargo de dirección en la Comisión de Inmigración y el Estatuto de Refugiados. Su padre, Bulgasem Zehaf es de origen libio y fue propietario del Café Tripol, en la calle Crescent de Montreal, que estuvo abierto entre 1994 y 2004. Bulgasem Zehaf viajaba regularmente entre Canadá y Libia, y su hijo lo habría acompañado una vez para una corta estadía.
Los padres de Michael Zehaf-Bibeau se divorciaron en 1999, pero según una amiga cercana a Susan Bibeau, la pareja habría guardado el contacto. Esta amiga afirma que Zehaf-Bibeau tuvo una adolescencia difícil y delincuente. Ella dice que esperaba que gracias a su estadía en el oeste canadiense, Michael Zehaf-Bibeau hicera algo bien de su vida, pero también tuvo problemas con la policía de allá.
La agencia Associated Press logró comunicarse por teléfono con Susan Bibeau, quien se encontraba al exterior de Quebe, y estaba en estado de choque. En lágrimas declaró que lloraba por las víctimas del atentado y no por su hijo. Y agregó que no sabía que decirle a las personas víctimas de este ataque. “¿Podemos verdaderamente explicar algo parecido?” se preguntó. “Lo sentimos mucho”, concluyó.
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