Una flota de aviones y helicópteros despegó este lunes evacuando las últimas tropas estadounidenses y británicas desde una base clave al sur de Afganistán, un día después de que la coalición internacional cerró el masivo complejo militar y lo entregó al ejército afgano.
El retiro de las tropas y el cierre de la base militar en la provincia de Helmand fue una de las mayores operaciones al concluir la misión internacional de combate en Afganistán, 13 años después de haber invadido el país y derrocado al régimen fundamentalista de los talibanes.
Pese a la evacuación de sus fuerzas, la coalición internacional encabezada por la OTAN mantendrá un rol reducido de apoyo al Ejército y la policía local, entidades que asumieron el combate contra los talibanes.
Las víctimas, tanto civiles como miembros de las fuerzas de seguridad afganas alcanzó niveles históricos máximos este año, con cientos de muertos y heridos cada mes.
La retirada del resto de los soldados de la fuerza internacional de Camp Leatherneck y Camp Bastion se realizó en 24 horas de vuelos casi continuos entre Helmand y el aeródromo de Kandahar, el punto clave para la fuerza aérea en el sur de Afganistán.
Para los soldados que dejaban Helmand, el viaje era la primera parada en el camino a casa ya que todos saldrán del país para finales del año y algunos dentro de algunos días.
La coalición llegó a tener en Helmand una fuerza de 140.000 militares provenientes de casi 50 países.
Para el 1 de enero, quedarán unos 12.500 soldados en Afganistán, de los cuales 9.800 serán tropas estadounidenses, para asesorar y entrenar a las fuerzas de seguridad afganas.
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