Este 9 de noviembre 2014, Alemania celebra el aniversario 25 de la caída del muro de Berlín. La mayoría de los berlineses tienen una relación muy personal con el “Mauer”, el muro.
La noche de la caída del muro en 1989, Günter Schabowski, portavoz del partido único anunció en la televisión que la frontera hacia el oeste se abriría y que los ciudadanos de la RDA podrían atravesarla.
Los primeros pasos
Como todo el mundo, Adam Radomski se encontraba frente a la televisión esa noche. Periodista de un medio del este de Alemania en esa época, Adam aprovechaba para enviar al oeste los videos de las manifestaciones reclamando más libertades.
Desde que escuchó la noticia en la televisión, contactó sus amigos. Juntos decidieron ir hasta el puesto fronterizo de la Bornholmer Strasse para verificar si era realmente posible atravesarlo.
Adam preguntó a los guarda fronteras si podía pasar. Estos dudaron y trataron de comunicarse con sus superiores. Una hora más tarde, ante la insistencia de la multitud, decidieron dejar pasar a la gente.
Adam fue el primero en atravesar. El guarda frontera estampó un sello en su foto de pasaporte. Adam temió que este pasaje fuera en sentido único y que no pudiera regresar, pero decidió atravesar el puente sin mirar atrás.
Finalmente, el periodista no solo pudo volver a su casa, sino que aprovechó para viajar alrededor del mundo en los meses y años que siguieron, gracias al permiso de viaje.
La amargura de un ex guarda frontera
Heinz Schäfer conservó recuerdos de esta noche bastante diferentes. Este octogenario era en esa época comandante del puesto fronterizo Schönefeld en el sur de Berlín, el primero en abrir ese día.
La historia retuvo más bien lo que sucedió en el puesto fronterizo Bornholmer Strasse, porque se encontraba en el centro de la ciudad de Berlín donde hubo una amplia cubertura mediática. El ex militar no oculta su amargura y se siente un poco olvidado por la Historia.
“Esa noche recibí una llamada de un colega oficial que me preguntó si vi el anuncio en la televisión. Le dije que sí, pero que no había recibido la orden”, recuerda Schäfer.
El comandante fue para el puesto fronterizo, ordenó a los soldados que descargaran sus armas y le dieran sus municiones. Les dijo: “sobre todas las cosas, ¡no vayan a tirar!”.
Al ver esa noche a sus conciudadanos atravesar la frontera cantando y gritando de alegría, este militar que durante 40 años llevó los colores de la RDA supo que su vida acababa de cambiar para siempre y que el régimen que él defendió sin cuestionamientos acababa de desvanecerse.
Un año más tarde, Schäfer perdió su empleo. Cuando el país celebró el primer aniversario de la reunificación, él no pudo ocultar su amargura. “Todas las fábricas cerraron. Miles de obreros quedaron desempleados. Se cometieron muchos errores”, dijo.
Los habitantes del este y del oeste de Alemania continúan, 25 años más tarde, haciendo una lectura muy diferente de los eventos.
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