Pronto será posible recargar la batería de un audífono masticando chicle o goma de mascar. Una simple conversación telefónica permitirá también recargar su auricular Bluetooth. Dos investigadores de la Escuela de Tecnología Superior (ETS) de Montreal fueron capaces de convertir los movimientos de la mandíbula en electricidad, transformando el cuerpo humano en una dínamo real.
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En el laboratorio de la Cátedra de Investigación Industrial en tecnologías intra-auriculares Sonomax-ETS, un grupo de investigadores está desarrollando un oído biónico. «Lo que queremos hacer es poder comunicarse en el ruido», explica el titular de la cátedra, el profesor Jérémie Voix.
El oído biónico se compone de una tapa que se ajusta perfectamente en el oído y ayuda a bloquear el ruido. En el interior de la tapa, dos micrófonos y altavoces en miniatura captan y difunden el sonido. Un procesador elimina el ruido nocivo y pasa únicamente sonidos útiles, tales como la voz. Muy útil cuando se trabaja en un ambiente ruidoso.
En la actualidad, el oído biónico es alimentado por una pequeña batería. «Por lo general, una batería como esta se oxida después de una semana, por lo que debe ser cambiada después de unos días, se la utilice o no”. Para el profesor Jérémie Voix, era fuera cuestión tener este tipo de debilidad en el diseño del producto.
Tenía que encontrar otra manera de alimentar la unidad.
«Nos fijamos en las fuentes de energía que estaban cerca de la oreja. Nos dimos cuenta de una cosa en particular. Los movimientos de la mandíbula hacen que el canal auditivo se deforme. Si uno pone el dedo meñique en la entrada, sentimos una gran diferencia, una gran fuerza. Por lo que es este movimiento el que pretendemos recuperar y que será la fuente de energía para todas nuestras aplicaciones. » – Jérémie Voix
Para recuperar la energía generada por el movimiento de la mandíbula, el equipo de ETS ha desarrollado una fibra piezoeléctrica. «Piezoelectric, significa que al deformarse, el material va a crear cargas eléctricas. »
Cada movimiento de la mandíbula comprime el oído biónico. La fibra piezoeléctrica insertada en la aurícula se deforma y genera energía. «Esta estructura va a generar energía siempre que distorsione el conducto, cada vez que vamos masticar. Por el momento, la cantidad de electricidad generada es baja, dice Jérémie Voix. «Pero lo que tenemos es una prueba de concepto, la prueba de viabilidad, hemos demostrado que es posible.
Además de encontrar una forma de generar electricidad a partir del movimiento del canal auditivo, el profesor Jérémie Voix y su colega Aidin Delnavaz descubrieron otra manera de obtener energía a partir de los movimientos de la mandíbula. Ellos integraron una fibra piezoeléctrica en la correa del casco. Para demostrarlo, Aidin Delnavaz, investigador asociado a la Cátedra Sonomax ETS, instala en su cabeza el prototipo desarrollado.
«Cuando empiezo a mover la mandíbula, se puede ver la recuperación de energía. Hay voltaje. Cuando yo no hablo, mi boca no se mueve y no hay tensión. «La fibra piezoeléctrica integrada a la correa del casco convierte en energía el más mínimo movimiento de su mandíbula.
Este tipo de tecnología podría, por ejemplo, ser integrado a los cascos de los usuarios y alimentar los dispositivos de comunicación que utilizan. A través de esta investigación, llegará el día en que cada movimiento del cuerpo podrá ser convertido en electricidad.
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