Un restaurant en La Habana
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Cuba: poner fin al embargo

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El pasado 28 de octubre, la Asamblea General de la ONU votó por vigésimo tercera vez, y de manera abrumadora, en favor del levantamiento del embargo económico contra Cuba.

De un total de 193 países presentes en la Asamblea general, 188 países votaron a favor de levantar esa medida. Dos países se opusieron y otros 3 países se abstuvieron: Las Islas Marshall, Micronesia y Palau Como siempre, Estados Unidos votó a favor de mantener ese embargo, junto con Israel, país que anualmente recibe millones de dólares de parte de Washington.

Este tema fue tema abordado esta semana en un editorial publicado en el periódico Le Devoir, de Montreal, escrito por el periodista Guy Taillefer

¿Es absurdo mantener el embargo de Estados Unidos contra Cuba que dura desde hace 55 años? Por supuesto que lo es, dice el editorialista de Le Devoir. La diáspora cubana es cada vez menos el monolito anticastrista que era, mientras que las señales que vienen desde La Habana indican que las autoridades están allanando el camino para el levantamiento del bloqueo.

Mientras crecen las voces en Estados Unidos demandando el levantamiento del bloqueo, Barack Obama podría asumir el riesgo y dejar en dos años la presidencia con un aire menos débil.

El virus del ébola y el embargo estadounidense, ¿qué relación hay entre ambos?, pregunta Le Devoir. Por un lado Estados Unidos es el mayor donante en la lucha contra el ébola en África Occidental. Y por otro Cuba, que envió más de 460 médicos y enfermeras desde septiembre, es el mayor proveedor de personal médico.

Recientemente, ambos países se felicitaron mutuamente. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, saludó la contribución cubana. En el periódico oficial cubano, Granma, Fidel Castro dijo que Washington y La Habana deberían dejar de lado sus diferencias, aunque sólo sea temporalmente, para combatir la pandemia.

Esto es lo que se podría llamar la «diplomacia del ébola.» Una diplomacia por otra parte insuficiente. El hecho es que los dos principales países que ofrecen ayuda contra la epidemia podrían trabajar en el terreno de manera más estrecha, pero Estados Unidos, aparentemente, no consideran la situación lo suficientemente grave como para combinar mejor los esfuerzos, lamenta el periódico The New York Times.

Recientemente esta publicación estadounidense se lanzó a una cruzada mediante una serie de editoriales pidiendo que de una vez se levante el embargo, molesto y a la vez inútil contra un régimen autoritario que, sin embargo, da signos frágiles de una apertura.

La fruta está madura desde hace tiempo. Se oyen voces, incluso entre los republicanos, pidiendo la derogación de esta política antediluviana. O por lo menos reducir su magnitud. En una carta abierta enviada a Obama en mayo y firmada por cincuenta personalidades, John Negroponte, arquitecto de la guerra de los Contras contra los sandinistas en Nicaragua en la década de los 80, se pronunció por una flexibilización de las relaciones.

Los empresarios estadounidenses ahora se muestra favorables a un acercamiento, así como los empresarios influyentes cubano-americanos que hasta hace poco apoyaban con uñas y dientes ese embargo.

Hillary Clinton, probable candidata demócrata a la presidencia en 2016, se ha pronunciado en favor de una derogación. En cambio, su marido, Bill, se negó siempre a considerar esa posibilidad.

La vieja guardia anticastrista en Miami sigue siendo influyente, particularmente en el Congreso, pero esa influencia se diluye entre la nueva generación de cubano-americanos. Las encuestas indican que una mayoría de los estadounidenses, incluyendo exiliados cubanos, está a favor de la normalización de las relaciones. El criticar ese embargo ya no es considerado automáticamente como un suicidio político.

Si con el tiempo el embargo fue flexibilizado, sobre todo en el área de las transferencias financieras de la comunidad cubana en Estados Unidos, esta medida todavía sigue asfixiando el comercio exterior de Cuba y estrangulando su economía y su población.

Si Obama no puede levantar completamente el bloqueo sin la aprobación del Congreso, posiblemente a cambio de complejas negociaciones partidista, lo que podría hacer por su cuenta son dos gestos mayores: restaurar las relaciones diplomáticas con La Habana y retirar a Cuba de la lista de los llamados «países terroristas», que incluye a Irán, Siria y Sudán.

Obama también podría aprovechar la séptima Cumbre de las Américas a llevarse a cabo en abril próximo en Ciudad de Panamá para refrescar sus relaciones con América Latina, aceptando finalmente que Cuba sea invitada. De tanto aferrarse a sus políticas anacrónicas, Estados Unidos acabó aislándose, dice finalmente el editorial del periódico canadiense en francés Le Devoir.

Le premier ministre canadien Pierre Elliott Trudeau rencontre Fidel Castro lors d'une visite à La Havane en 1976
El primer ministro canadiense Pierre Elliott Trudeau junto a Fidel Castro durante una visita a La Habana en 1976. © PC/FRED CHARTRAND
Categorías: Internacional, Política
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