El proceso de paz de Colombia quedó en suspenso después de que el Gobierno decidió suspender las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras el secuestro de un general del ejército colombiano.
Este martes la mayor guerrilla colombiana anunciará una postura que podría determinar el futuro de las conversaciones.
Las delegaciones del Gobierno colombiano y de las FARC tenían previsto reanudar este martes las conversaciones en La Habana. Sin embargo, estos planes cambiaron tras la captura el domingo del general Rubén Alzate por la guerrilla.
Horas después del secuestro, el presidente colombiano Juan Manuel Santos suspendió las negociaciones hasta que el general, que andaba de civil y sin escoltas, sea liberado.
El general Rubén Alzate es el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Titán. El militar de alto grado fue capturado junto a otras dos personas cuando desembarcaba de una lancha en un caserío cercano a la ciudad de Quibdó, donde debía supervisar un proyecto.
«El compromiso de las FARC está puesto a prueba. De su decisión depende seguir avanzando hacia el fin del conflicto y la reconciliación», advirtió el lunes por la noche Santos, que logró su reelección con promesas de perseguir un acuerdo de paz.
La guerrilla aseguró el lunes que estaba investigando el episodio y convocó a una rueda de prensa para el martes en la que se espera que definan su postura ante la situación, que puso nubarrones sobre las negociaciones que han logrado más avances para cerrar el conflicto que todos los intentos pasados.
Mientras tanto, las fuerzas militares colombianas intensificaron sus operaciones para rescatar al oficial cautivo y a sus acompañantes. El Comité Internacional de la Cruz Roja también está colaborando para la liberación de los secuestrados, al igual que Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz.
Pese a que las partes en conflicto se encuentran llevando a cabo negociaciones desde hace dos años, los enfrentamientos, ataques y bombardeos en la selva y en las montañas colombianas han continuado en una guerra que ya lleva más de medio siglo y que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia constituyen la mayor guerrilla de Colombia con 8.000 combatientes y conservan su capacidad para llevar a cabo acciones de gran impacto contra el gobierno colombiano.
En La Habana las partes lograron hasta la fecha acuerdos parciales para dar acceso a la tierra a los campesinos pobres, sobre garantías para la transformación de la guerrilla en un partido político y medidas para combatir el narcotráfico.
Antes de que las negociaciones fueran suspendidas, los dos bandos debían continuar discutiendo el sensible tema de la compensación a las víctimas del conflicto.
Esta es la segunda vez que las conversaciones de paz son interrumpidas. La primera fue en agosto del año pasado, cuando las FARC declararon una pausa para estudiar una propuesta gubernamental pero el escollo quedó superado horas después.
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